La pagina web de "Ataxia y atáxicos" (información sobre ataxia, sin ánimo de lucro) es: http://www.ataxia-y-ataxicos.es/


martes, 23 de agosto de 2011

"La sombra del ciego"

Blog "Ataxia y atáxicos".
Por Vicente Sáez Vallés, paciente de Ataxia de Friedreich, de Zaragoza.

Nota: Este relato de Vicente tiene relación con la enfermedad que "compartió" con la mayoría de nosotros.

La ciudad delataba el amanecer frío del tonto domingo, en el que algún vecino iría a pescar truchas, o a esquiar a la nieve. Otro dormiría la mona del sábado, o miraría los últimos párrafos de lo que compulsivamente estudiaba.

Ni siquiera la ducha le liberó de la tristeza... la pesada carga que sus músculos quisieron arrastrar en esa medianía de trámite que es la espera de que la enfermedad empeore.

Acarició saber el fin, el inédito fin. De un portazo, salió a la calle, y paseó entre las miradas ausentes de la calle sola. No sabía a dónde ir. El sol, súbito, dañó su punto de mira. La calle estaba lo suficientemente solitaria, y la luz del cielo se desparramaba, dibujando en el asfalto la mejor sombra que buscaba. Y se introdujo en ella. Cerró los ojos, y una sensación líquida le albergaba.

Quería saber de su historia, traspasar su historia, enjugar su tristeza, y encoger los males de su enfermedad... más allá de su muerte, porque siempre imaginó estar con ella. Atrás quedaron todas aquellas dependencias que no aceptaba. Encogió su cuerpo, juntó sus manos, cayó de rodillas, y presionó su abdomen: todo, en medio de su sombra.

Al cabo de unos minutos escuchó unos golpes sobre el suelo. Vio a una persona que caminaba con un bastón largo de aluminio, que agitaba sobre el camino. Le miró de soslayo, porque no se dirigía hacia él. El hombre de la gabardina morada y gafas negras, no sabía a dónde se dirigía.

De pronto, dio un alarido de terror, porque aquel hombre no tenía sombra. El ciego se detuvo en seco, y dijo, extrañado:

- ¡Eh! ¿Quién anda ahí?.

El otro balbuceó:

- Soy minusválido, me muero poco a poco, porque padezco un mal incurable... Estoy aquí para ir hacia donde mi sombra, pero... ¡Tú no tienes sombra! No puedes ver, eres ciego... No puedo ver tu sombra.

El ciego, exaltado, le dijo con voz ronca y ceremoniosa:

- El que no veas mi sombra, no quiere decir que no la tenga... Y sí, es cierto, no puedo ver, pero tú eres ciego, porque nadie puede entrar en su sombra...

Empezó a escuchar las palabras del ciego, y a inscribirlas en su memoria. Le entusiasmó lo que oyó: dejó sus sombras, porque el ciego es opaco, como todos los hombres y mujeres, pero no puede ver la sombra que deja.

Notas del administrador del blog:
·- Vicente Sáez, de Zaragoza, "fue" paciente de Ataxia de Friedreich. Falleció hace cinco años. Le recordamos con uno de sus relatos.
·- Para acceder a una breve semblanza de Vicente (escrita por su hermana, Cristina, también paciente de Ataxia de Friedreich), hacer click en: Semblanza de Vicente Sáez Vallés.

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2- Sección "PowerPoint del día":

Seguimos con ciegos... y en la playa, que aún es el mes de vacaciones estivales. Yo prefiero "el turismo ecológico": lo digo por lo de "viejo verde", aunque no me llame "Don Fermín" :-)

Para visionar y/o guardar el archivo PowerPoint, hacer click en: En la playa. ¡De la otra acera!.

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