Por Vicente Sáez Vallés, paciente de Ataxia de Friedreich, de Zaragoza.
Nota del administrador del blog:
Esta novela corta de Vicente se editará, por entregas, en cinco capítulos, en días consecutivos, si en el intermedio no hubiera noticias relevantes de ataxia cuya emisión no admita dilación. Sí, también, para romper dicha perioricidad, podrían surgir cuestiones de fuerza mayor, como fallos de hardware, software... o mi "salud-ware" :-) , que es peor.
Para que nadie pueda perder el hilo de la novela, cada día, se hará constar la dirección web de los capítulos editados con anterioridad... Más aún: el último día se dará un enlace al archivo ".doc" original de la novela entera... tal y como lo dejo Vicente antes de morir... y que, por cierto, no firma con su nombre y apellidos, sino con su pseudónimo: "Segismundo".
1- La energía no se crea, ni se destruye, sólo se traslada (0- Las cosas).
La energía no se crea, ni se destruye, sólo se traslada (1- Unión tenaz):
En medio de los avatares de un día cualquiera, el guarda leía el mensaje tonto de una tarjeta navideña:
"Al principio, fue el amor..." (Platón).
No tuvo más que recordar el suceso maldito para comenzar a filosofar simultáneamente a hurgarse la nariz:
¿Qué es lo que se une en un beso?:
La piel.
¿Qué puede pasar si los seres humanos olvidamos que formamos parte de lo natural?:
Que nos separamos del otro. Que construimos una muralla cada vez más fuerte. Nos olvidamos de nuestros propios límites y nos construimos comportamientos en los que nos hemos de encoger.
Eso que despedaza el saber es la ciencia o el uso de la ciencia o el uso del saber despedazado: Así, el más temible enemigo de lo que escinde a lo natural, es un beso.
Luego, retiró las botas posadas sobre el escritorio de plástico como dos mundos, uno cruzado sobre el otro sostenidos por un Atlas agonizante. El mundo estaba lleno de guardias y soldados: Había más gente armada que civiles, pues tal era el control del estado. Lo más visto eran uniformes o trajes militares... las modas los emulaban: prendas ajustadas, colores fríos u oscuros o sufridos, botas duras y pesadas...
Pero los ejecutores de la justicia, las prolongaciones de la ley; mejor, los tentáculos de la ley, ya que los hombres siempre se han empeñado en que justicia y ley son la misma cosa... sigue siendo la bruta, por más que la inteligencia haya estado por encima de la fuerza física, hace siglos ya... ése de nivelar el ras de la justicia con la ley ha sido el empeño de mayor morbilidad de la historia de la gente.
Siempre que inventaban algún artilugio informático para controlar a la gente, se inventaba otro artilugio que neutralizaba al primero, y desestabilizaba al estado. Por eso, el poder había decretado una extraña ley marcial en los habitantes del planeta... sentían que era imposible la intimidad y dejar de hacer algo por el venerado consumo:
Mientras habitaban una pequeña colonia en la Luna y hacían pruebas nucleares en Marte, la mitad de la población se exponía al envenenamiento del aire viciado o a algún disparo que otro.
Un acontecer quebró la marcha natural de unos pocos hombres fuertes, que se aprovechan de muchos débiles. Fue la condensación de lo inexplicable... aquello por lo que todo el mundo construyó un millón de hipótesis distintas:
Y esa fue la gran unión. Todos sólo pudieron mirar un instante maldito. Los vientos de los tiempos fallaban y no escrutinaron: les sorprendió, y no pudieron albergar el mínimo de reacción. No investigaron, no estaban capacitados para entender esa unión desafiante. Los más viejos lo advertían, la ley decía que los hombres no hallarían jamás la fuerza, la única fuerza. Los magnates todavía se frotan las manos... no se lo creen, sin embargo hubo una gran unión, más fuerte que las religiones, más fuerte que el dinero, más fuerte que las pasiones, más fuerte que el amor, más fuerte que la biblioteca genética, más fuerte que la información, más fuerte que los dioses esperaron:
Sigue sin haber palabras para titular la mal llamada unión tenaz.
La afinidad atómica estaba seriamente amenazada, y así lo expresaban los científicos de la comunidad.
Era una sala con luz propia. Un tablero sin patas presidía la sala en la que estudiaban el fenómeno los hombres más eminentes: aquellos sabios que despedían la arrogancia del saber allá por donde se sentaran... y mucho más todos juntos en “la sala colgante”: Era la junta rectora de un departamento de inteligencia del estado.
- Esto debe ser extraterrestre... Nadie ha registrado jamás nada semejante.
- Habrá que informar a las autoridades, ellos lo comprobarán con los secretos que suelen archivar; tal y como son las visitas extraplanetarias.
- Mi informe hablaba de que no existía parangón alguno con las creencias de las culturas conocidas o desconocidas... Ni los hechiceros, ni brujos, ni alquimistas, ni el caos, ni el big-bang, ni el wu...
- ...Ni el psicoanálisis, ni las novelas románticas, ni la informática, ni la ingeniería genética...
- Yo le veo alguna relación con el apareamiento animal ya que simula un tipo de comportamiento destinado al proceso de fecundación de una hembra, únicamente...
- ¿Y la fecundación vegetal...? Allí se establece formalmente una fecundación gracias a la acción de un determinado agente intermediario como es el aire, los insectos...
- Señores, estamos divagando desde el principio. Ninguno de nosotros puede explicar científicamente la unión tenaz. Ya que no lo podemos fraccionar en hechos o datos más concretos, debemos seguir estudiando el fenómeno y las reacciones primarias, e informar de las posibilidades de que la población se vea afectada por este mal, o consecuencias afines. Mañana al mediodía saldrá anunciada, en el tablón de anuncios, la lista de los siete especialistas que preciso en esta labor. Se levanta la sesión...
El hombre, el máximo mandatario de la junta, presentó sus ojeras: no de trabajar demasiado, sino de no dormir; evidente falta de descanso ante la preocupación más molesta y que podría hundir su vida, aunque siempre soñara mantenerla a flote.
Su mujer se enteró de tenía una amante; con lo mala que es la infidelidad de los hombres... Si una mujer tiene varios hombres, si es poliándrica, no pasa nada; pero la poligamia... En algunos sitios era delito.
- Oiga, ¿se encuentra bien? -preguntó un hombrecillo pequeño, calvo y ladino, pero con gafas de concha enormes.
Deseaba hablar a señas evidentes, como gritos silenciosos, con las manos.
- Sí... Estaba distraído. ¿Qué quería? -dijo el mandamás.
- ¿Me permite una última pregunta, director?
- Sí, pero rápido por favor: Estoy agotado.
- En el informe D. 128-A, que pertenece a lo que hemos visto como fase B del contacto del puente, se describía la creación de unos capilares supuestamente sanguíneos, ya que servían como nutrientes al puente supuestamente orgánico y primordial...
- Esos son términos teóricos del computador. Como bien sabe, la fase D. del fracasado estudio, estaba totalmente informatizada, y usted posee los mismos datos que yo...
- En efecto, los he estudiado, y son escasos. Las conclusiones son que el fenómeno suele ocurrir en cuarenta y nueve billonésimas de segundo y que hay un puente orgánico entre los dos encéfalos... Pero hay una breve instancia de materia que parece latir antes de desintegrarse...
- ¡Precisamente es eso lo que investigamos...! -exclamó un subdirector de poblada barba negra, que le hacía invisible su mascarilla plástica triangular que cubría su nariz y su boca, y que contrastaba mucho con la blancura y excesiva pulcritud de ese perdido laboratorio secreto.
Vicente Sáez Vallés |
- ¡Basta! Esto es fruto de la cantidad de tiempo que llevamos encerrados en la sala fría. Probablemente, estemos reunidos los cuarenta y nueve científicos más prestigiosos del planeta, y creo que, ante este acontecimiento, debemos ser civilizados para comunicarnos mejor.
- Resumiendo -añadió-, las dos condiciones descubiertas para que se produzca el fenómeno inexplicable, convergían en el extremo: Primero, que las dos personas estuvieran fisiológica y psicológicamente "enamoradas"... y la segunda era que la única materia o energía desprendida en el proceso y sensible a cualquier sensor ideado por el ser humano, era esa materia grosera, orgánica, sin definición posible...
- ¡Eso es lo que le pregunto! ¿Qué naturaleza contiene?
- Supuestamente, tejido nervioso; unas cuantas moléculas de alguna neurona rara, en el caso de que las personas implicadas se hubieran emborrachado alguna vez.
(Continuará mañana).
Nota segunda del administrador del blog:
Vicente falleció en el año 2006. Para acceder a una breve semblanza del autor del texto (escrita por su hermana, Cristina, también, como él, paciente de Ataxia de Friedreich), hacer click en: Semblanza de Vicente Sáez Vallés.
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