La pagina web de "Ataxia y atáxicos" (información sobre ataxia, sin ánimo de lucro) es: http://www.ataxia-y-ataxicos.es/


jueves, 22 de marzo de 2018

Universos paralelos

Blog "Ataxia y atáxicos".
Por Pilar Ana Tolosana Artola, paciente de Ataxia de Friedreich, de Vitoria.

Nota del administrador del blog:
La página web de Pilar Ana puede hallarse pinchando en: http://pilaranatolosanaartola.es/


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Pilar Ana Tolosana
A lo largo de la mañana, estoy convencida de que algo me estaba diciendo que me volviera a la cama: El grano tan descomunal que me había salido, el cual casi me hacía parecer bicéfala... esa vecina inoportuna, con licenciatura en “portería y cotilleos varios”, que no sé por qué pensaba que me interesaban tanto justo antes de bajar en el ascensor... ese gato negro que, sin prisas que se me cruzó al ir a atravesar la esquina del patio de mi casa y me miraba con ojos siniestros... o esa carrera tan visualmente llamativa de ir bajando por mis medias a medida que caminaba...

Bueno, de esto último dejé de preocuparme enseguida: Porque claro, ahora se me veían las piernas, mientras iba aquí cerca a buscar a mi acompañante para ir a la boda... pero, en cuanto estuviera en público y tuviera que guardar las formas, dejaría de remangarme la falda de tubo hasta los muslos, y me convertiría en lo más señoritinga que pudiera encontrarse por estos lares...

Mientras tanto, mi peripuesto camarada, bien trajeado de caballerete, recompuesto con el mismo porte de Bertín Osborne, se dirigió a mí con gran gallardía y sugirió:
- ¡Pues... si pareces un cuadro de Picasso! ¡¿Quién te ha dicho que te maquilles así?!.
Yo hasta entonces creía estar muy mona...
Con sus palabras, me empezaron a entrar complejos. Y, al no estar acostumbrada a pintarme la raya del ojo, comencé a lagrimear exageradamente.
Entre que yo quería arreglarlo con un pañuelo y mi amigo con un clínex, acabé con la cara hecha un borrón bajo una fuente que parecía no tener agua, hasta que me puse debajo, y me cayó de sopetón todo un chorro esquizofrénico.

- ¡Dios, así no puedo ir a ningún sitio! -exclamé al ver mi reflejo en el retrovisor de un coche aparcado.
La gente, al pasar, hacía una mueca rara y se tapaba la boca, para evitar que les viera reírse de mí.
- ¡Pues, chica, parece que te has dado un atracón de chipirones en su tinta! -manifestó irónicamennte el pelón a mi lado.
Todo el rato él me iba repitiendo que por mi culpa íbamos a llegar tarde a la iglesia. Mientras tanto, yo trataba de arreglarme un poco con la polvera y la crema anti-imperfecciones. Justo cuando iba a repasarme los labios con el perfilador, perdió totalmente los nervios, y me arrastró prensándome el brazo, haciéndome que caminara deprisa hacia la capilla.

Completamente enojada, le pedí que me soltara, y abrí las puertas de la ermita presurosa... Asombrada porque llegábamos un cuarto de hora tarde, y no había nadie, le destiné a mi acompañante una mirada inquisidora... Pero él estaba tan pasmado como yo.
Tan sólo vimos al sacerdote acudía deprisa a la sacristía. Fuimos corriendo, antes de perderle la pista, y le preguntamos directamente por la boda que debería estarse celebrando en ese mismo momento.
Y, según el cura, no había boda, que el novio ni había salido de casa, y que la chica que no tenía claro casarse todavía, se había fugado con su profesor de  equitación:
- El pobre muchacho me ha llamado por teléfono para cancelar la boda. Está destrozado -afirmaba el sacerdote.

Casi era mejor que nadie pudiera opinar sobre las pinturas rupestres de mi cara. Sin embargo, no podía más que sentirme triste por los que yo creía que iban a ser el matrimonio del año. Me senté en la escalinata del exterior de la iglesia sin ganas de nada: Esperando a ver si mi camarada se dignaba a invitarme a tomar algo.

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Fuente del original del relato de Pilar Ana: http://pilaranatolosanaartola.es/textos/

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