Por Miguel-A. Cibrián, paciente de Ataxia de Friedreich, de la provincia de Burgos.
1- Extracto del artículo que yo mismo escribí, con motivo del fallecimiento de Héctor, para el boletín de FEDAES (julio, 2008)... editado anteayer... para recordar: En recuerdo de Héctor Pereiro Parra.
2- Enlace con el poemario, autoría de Héctor, "Historia de una vida desordenada"... editado ayer... para recordar: Historia de una vida desordenada.
3- Enlace con "Líneas marchitas", otro de los poemarios de Héctor... actual
Mirando la foto de Héctor, se nos pudiera escapar el clásico suspiro: “¡Con lo joven y guapo que era!”. Pues sí... pero la muerte no mira fotografías, ni cuenta años.
Por otra parte, para no asustar a nadie, diré que con la miocardiopatía se puede convivir durante muchos, muchos años… pero así son los problemas cardiacos: surge un puntazo... y resulta letal... incluso en personas que gozan de buena salud, con los llamados infartos.
En cuanto a este poemario de Héctor, ’Líneas marchitas’, me parece de una etapa posterior al anterior (el enlazado ayer). Se asemeja más a la poesía de los clásicos: incluyendo rimas y métricas. Por supuesto, no significando que sea mejor, ni peor. Sobre gustos, no hay nada escrito. Tal vez pudiera decirse que es más técnico. Si bien, hay quien prefiere la poesía libre: Expresando sentimientos, sin sujeción a reglas. Y, aquí, remarcando lo dicho, por ejemplo, incluye varios sonetos (con rígidas normas poéticas... no sólo en métrica y rima, sino también en número de versos... 14 exactamente... dos cuartetos y dos tercetos)... como el que inserto:
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| Héctor Pereiro Parra |
Yo siempre te estaré esperando,
siempre estaré aquí, como lluvia inerte,
pero si hace sol también quiero verte,
¿Sabes? Yo también estoy soñando.
Yo quizá sueño vida en la muerte,
y tú sólo, con tu mirada perdida,
y al son de la estrella de tu vida,
sueñas con no mirarte y poder verte.
Pero no creas que eres tan fuerte
para ver a tu enemiga vencida,
venciendo tú sola a la soledad...
A la soledad no podrás dar muerte
hasta que dejes de morir en vida,
y empieces a buscar tu propia verdad.
Además, me da la impresión de apreciar el carácter solitario, melancólico, y soñador de Héctor. Lo cual, conociendo lo que se cuece en el puchero de la ataxia me parece de lo más normal. No sólo es que haya visto mi rostro reflejado en su espejo... sino también que no concibo ningún atáxico, que al menos en algunos momentos, pueda sustraerse a la tristeza y a la melancolía. El/la que no se quede nunca con lo ojos perdidos en la nada, que levante el dedo. Y, por supuesto, cuando en la realidad "pintan bastos", se está obligado a soñar...
Notas: Este archivo se presenta tal y como Héctor me lo envió antes de fallecer. En el procesador Word el visor se abre en la forma de dos páginas simultaneas... lo cual tiene ventajas e inconvenientes. De cualquier manera, para no perderse, las paginitas están numeradas... Y, si se hallaran espacios en blanco, seguir bajando, sin pensar lo de: "¡este ordenador ya se ha colgado!" :-) .
Para acceder al poemario "Líneas marchitas", pinchar en: Líneas marchitas.
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