La pagina web de "Ataxia y atáxicos" (información sobre ataxia, sin ánimo de lucro) es: http://www.ataxia-y-ataxicos.es/


domingo, 20 de abril de 2014

La factura de la luz

Blog "Ataxia y atáxicos".
Por Diego Sánchez Cordero, paciente de ataxia, de Don Benito (Badajoz).

Como si supiésemos algo de las eléctricas, ahora pretenden que aprendamos a consumir por hora. Que estemos pendientes de cuando la luz es más barata. Añadirle más dificultades a la factura para entenderla. Y todo porque las eléctricas no quieren renunciar a seguir obteniendo los más altos beneficios, y el Gobierno por querer justificar lo injustificable. Se le añaden conceptos a la factura de forma que aunque las cifras sean más altas, de la impresión que los más beneficiados son los pobres, que son los que menos entienden los “conceptos”: Ni siquiera si les cobran impuestos sobre impuestos o les cobran más de la cuenta. Algo así como si, a pesar de tanto celo, la tarifa la hiciesen a ojo de buen cubero. Después, dicen, que el dinero cobrado de más lo devuelven. Imaginamos que con intereses incluidos.

Nos ofrecen la posibilidad de negociar con las eléctricas para conseguir mejor servicio y mejores precios. Pero si ya nos han engañado tantas veces, que nos dan miedo las explicaciones, los papeles y estampar nuestra firma aún conociendo el documento. Puede que nuestra desconfianza sea exagerada. Sin embargo, hay que admitir que nuestro país esta lleno de engaños a los más débiles. En una negociación siempre pierde quien menos dinero tiene.

Lo único que tenemos claro, es que o pagas, o te cortan la luz. Y no te dejan ni una bombilla para disipar la oscuridad de la casa. Porque esos son los nefastos tiempos de la dictadura, que no es bueno recordar ni copiar.

Fuente: Blog del autor: Cachos de vida.
Original en: La factura de la luz.

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Comentario del administrador de este blog: (un tal Miguel-A. Cibrián, paciente de Ataxia de Friedreich, de la provincia de Burgos).

No son discrepancias con Diego respecto al costo de las tarifas eléctricas... aunque, a primera vista, por el hecho de poner juntos ambos textos, resulte inevitable pensar en la existencia de controversia. Respecto al quid de la cuestión es que este polémico tema, ahora abierto por Diego, pero eternamente en candelero, tengo mis propias opiniones. Tan propias, que, a pesar de los innumerables artículos periodísticos escritos sobre el asunto, no se reflejan en ninguno. Y, por tanto, yo no sé si estoy loco, como una cabra, o me atrevo a poner el dedo en una llaga cuya existencia pretende ignorarse.

Pienso que vivimos en una sociedad sumamente politizada, que nos empuja formar una visión encorsetada de las cosas, dividiendo el mundo entre buenos y malos… tal y como formábamos opinión cuando, en edad infantil nos proyectaban una película. Ni es así… ni es tan simple. Ésa es la tendencia social con la que somos machacados con objetivos interesados políticamente. Y, según la cual, existen los nuestros (los buenos, claro)… y los otros (los malos), que, aunque ya no se comen a los niños crudos, nos llevarán al caos y la ruina, si sacaran más votos. Ésa es la única base del cuento político y el de su prensa partidista afín… puesto que las ideologías son más pretexto, que realidad: porque las diferencias, o son nímias, o no existen.

Ya sé que, para algunos, empresa y empresario son sinónimo de vampiro chupasangre. Es un concepto anacrónico, puesto que no podría haber trabajadores si no hubiera empresa, a no ser que lo sean por su propia cuenta. Y, en esa relación “amor-odio”, o hay equilibrio, o se tiran piedras contra el propio tejado: cierre… y a engrosar las listas del paro. Ésa es la única verdad del actualmente anacrónico cuento izquierdas-derechas… monte la una, o monte la otra.

Las eléctricas son empresas… lo mismo que las automovilísticas, o las de cualquier otro sector… un negocio… sí negocio, pero sin cuernos ni rabo. Lo que ocurre es que es más fácil demonizarlas, incluso complicando las facturas hasta casi lo imposible, que mirar a la realidad:

Pues bien, el gasto eléctrico doméstico es una mínima parte del total. También están el gasto industrial y, sobre todo, el del alumbrado público, que este último sobrepasa la necesidad (todo el mundo mudo aquí) y se convierte en un auténtico derroche… pero no hay nadie que lo meta mano. El porqué está claro: perro a perro, no se muerden… se harán cambalaches. O sea: parte del importe de las facturas domésticas, servirá para compensar parte del gasto público, en lugar de hacerse vía impuestos directos. Resultando dos semiengaños: el ciudadano en su factura de luz doméstica paga caro... y, además, le machacan con el cuento del ahorro, cuando quienes son responsables del derroche de luz, ocupan cargos públicos.

Pregunta del millón: Establezcamos una unidad de gasto eléctrico, digamos "kilowatio" (¿se dice así?). Pues bien, resulta que a un ciudadano, por uso doméstico, le cobran “X” por cada kilowatio gastado… sí… bien… ¿pero a cuánto le sale ese misma unidad de kilowatio consumido, para alumbrado público, al ayuntamiento de una gran ciudad?.

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¡Felices Pascuas a t'os/as!.


Nota: Para ahorrar energía, se ha suprimido los efectos de intermitencia luminosa de la postal :-)

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1 comentario:

  1. Gracias por la publicación del trabajo de la factura de luz, y gracias por tu interesante aportación al tema.
    Un abrazo.

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