La pagina web de "Ataxia y atáxicos" (información sobre ataxia, sin ánimo de lucro) es: http://www.ataxia-y-ataxicos.es/


lunes, 24 de noviembre de 2014

La energía no se crea, ni se destruye, sólo se traslada (Las cosas)

Blog "Ataxia y atáxicos".
Por Vicente Sáez Vallés, paciente de Ataxia de Friedreich, de Zaragoza.

Nota del administrador del blog:

Esta novela corta de Vicente se editará, por entregas, en cinco capítulos, en días consecutivos, si en el intermedio no hubiera noticias relevantes de ataxia cuya emisión no admita dilación. Sí, también, para romper dicha perioricidad, podrían surgir cuestiones de fuerza mayor, como fallos de hardware, software... o mi "salud-ware" :-) , que es peor.

Para que nadie pueda perder el hilo de la novela, cada día, se hara constar la dirección web de los capítulos editados con anterioridad... Más aún: el último día se dara un enlace al archivo ".doc" original de la novela entera... tal y como lo dejo Vicente antes de morir... y que, por cierto, no firma con su nombre y apellidos, sino con su pseudónimo: "Segismundo".

Finalmente, añado que hoy se edita el capítulo "0", cuya brevedad contrastará con la amplitud de los capítulos posteriores. En realidad, diríase que éste es una introducción a la novela corta
.

La energía no se crea, ni se destruye, sólo se traslada (0- Las cosas):

"Los hombres son sólo trajes animados".
(René Descartes).

Y éste es el maldito escenario de los acontecimientos. Mira, son partículas, átomos, o gatos, da lo mismo. El caso es que hay cosas... cosas que se mueven, hábiles, ágiles, sinuosas, serpenteando la física, la ciencia, las preguntas.
Las cosas se mueven y chocan, despidiendo otras cosas. Pero ha de haber un espacio, un medio para que se muevan, y suele ser el aire... A veces, no es así, y es un vacío u otro, el agua o un vaso de leche desnatada: El caso es que el medio de las cosas de aquí estaba viciado, envenenado. Nadie controlaba el aire... pocos conocían ese veneno, lo que entraba en los pulmones y hacía estallar los alvéolos.
Un día, sin avisar ni nada, se acabó. La gente se ahogaba y se ponía azul. Se envenenaban al respirar. Pero. a veces, si la pareja en cuestión se besaba, no se ahogaba ni se ponía azul, simplemente desaparecía... sin más.... en una fracción ínfima.
Todos alucinaban mil explicaciones y manifestaciones del fenómeno ése que traía de cabeza a los millones de científicos de la tierra, ya que todo el mundo era científico... unos más que otros, pero científicos.

Primero, la gente se encerraba con máquinas que fabricaban el aire... el medio respirable que se difundía por burbujas que eran las viviendas de la gente. Los llamaban “casquetes”, lo que provocaba más de un chiste. Luego, salían con escafandras y, paulatinamente comprobaron que inmediatamente no afectaba a la piel, sólo al medio que se respiraba. Tenían que pasar varios minutos antes de que comenzaran a aparecer unas pústulas que acosaban con virulencia y  producían un intenso ardor, picor y escozor, al exponer la piel a la intemperie.
Sin embargo, si se unían los labios de dos personas en un beso, o en cursillo de socorrismo practicando el “boca a boca”, o al reanimar el sistema cardiorrespiratorio de un enfermo, se producía la mal llamada unión tenaz, porque era todo menos tenaz.

Vicente Sáez Vallés
En un instante oscuro y maldito, la gente dejaba de existir, algunos oían explosiones, veían una luz intensa, pero, nadie registró el fenómeno, y en los quince meses en que se manifestó, se formaron leyendas sobre la unión tenaz.... leyendas contradictorias.

(Continuará mañana).

Nota segunda del administrador del blog:

Vicente falleció en el año 2006. Para acceder a una breve semblanza del autor del texto (escrita por su hermana, Cristina, también, como él, paciente de Ataxia de Friedreich), hacer click en: Semblanza de Vicente Sáez Vallés.

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