Blog "Ataxia y atáxicos".
Por Carmén Ramos Añón, paciente de Ataxia de Friedreich, de Sevilla.
¿Es posible matar a una persona dentro de ti...?
Claro. Es posible. De hecho es muy fácil. Un día, el nombre de esa persona que tanto significó para nosotros, deja de ser importante, deja de recordarte momentos, ni buenos, ni malos, y se convierte... no en un amigo, sino en un conocido.
Pero, ¿eso se decide, o simplemente sucede...?
No lo tengo claro. Creo que es un poco de las dos cosas. Puede que por un mal momento, circunstancias puntuales, casualidad, o destino, dos almas se separen..., y, como los humanos nos queremos más a nosotros mismos que a los demás, en vez de hacer un esfuerzo y tener un mínimo de empatía, huímos, cobardes, y acabamos matando una persona en nuestro interior.
Lo he pensado mucho, y yo sería incapaz de hacer eso por decisión propia. Matar a alguien, quiero decir. Amigo o familia, si me quieren, me cuidan y me lo demuestran, ¿por qué iba a hacerlo? Pero hay gente que sí lo hace, ¿verdad? No hay otra explicación. Hay gente que de pronto deja de quererte, o puede que lo olvide (¿cómo se puede olvidar algo así?). Y de pronto deja de estar ahí, deja de darte importancia, ni cariño. Puedes hablar hasta quedarte sin voz, que no te a va escuchar. Puedes llorar hasta quedarte sin lágrimas, que no se va a solucionar nada. ¿Por qué...? ¿Por qué pasa eso...?
Es una cosa complicada el cariño. Una relación, del tipo que sea, es cosa de dos. El cariño se tiene que alimentar poco a poco, desde las dos partes. Es como una hoguera, si no echas leña, no arde. Hoy pongo un tronco yo, mañana tú. Pero si uno deja de echar leña, llega un momento en el que tú te quedas sin troncos. ¿Y entonces qué...? ¿Ya? ¿Así de simple...? ¿Así se muere una persona...?
Los humanos no somos perros, que lo olvidamos todo con dos palabras bonitas. Las decepciones se anotan, y, aunque las perdones, nunca se olvidan. Eso no es rencor. Es que las heridas tardan mucho en curarse. Y cuando hay muchas heridas juntas... pasa algo, es como si saltara un fusible en tu cabecita. Ya no piensas en esa persona. Sí piensas, pero de manera diferente: Ya no te hace ilusión cruzarte con ella, porque esperas que se vuelva a ti con una sonrisa, y te dedique ese huequito de su corazón que antes tenía tu nombre... pero sabes que no lo hará. Y vas preparando la aguja para coserte la otra herida que va a abrirse en tu pecho.
Ya no es un presente, es un pasado. Un fantasma de lo que ha sido, y nunca será. Un recuerdo, de todo lo que hiciste para nada. Una sombra de un tiempo, ¿perdido...? No lo sé. Quiero pensar que no, pero es inevitable sentir que están jugando contigo, y lamentarte de haber entregado tanto para nada.
¿Y ahora qué...? Yo no quiero cargar con un cadáver en mi interior, ni ser responsable de una muerte... pero parece ser inevitable.
Fuente: El blog de la autora: minukanews
Texto original en: No quedan días de verano
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2- Sección "PowerPoint del día":
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¡Excelentes reflexiones, Carmen!. Gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Miguel-A.
A mi tmbién me han encantado las reflexiones de Carmen- Felicidades.
ResponderEliminarFeliz fin de semana.
Un abrazo.