Por Adeli Gutiérrez Padilla, paciente de ataxia por causa de derrame cerebral, de Vélez (Málaga).
Nota del administrador del blog:
Adeli Gutiérrez Padilla |
Ciertamente, hay matices (unos positivos, y otros negativos, aun padeciendo también ataxia, entre una entrada progresiva en el mundo de la discapacidad, como es el caso de la mayoría de nosotros, y una repentina. A favor, tenemos que, salvo el duro impacto del diagnóstico y saberse afectado por una enfermedad degenerativa, con las consecuencias que esto implica… tenemos una entrada paulatina… sin producirse el shock que menciona Adeli. Por el contrario, tenemos la amenaza de la progresión (tanto en la perspectiva mental, como en la realidad): el famoso “hoy te jodo más que ayer, pero menos que mañana”…
Desde luego, la entrada en ese mundo de la discapacidad profunda en ambos casos es diferente… ni mejor, ni peor… solamente distinta.
I parte
¿Es que acaso una persona con discapacidad no puede ser feliz…?
¿Es que acaso no tiene derecho…?
¿Es que acaso, estando de mal humor, o estando amargado/a, se soluciona algo…?
Pues yo pienso que sí se puede ser feliz con una discapacidad… La vida me ha enseñado mucho:
Aprendí que no sirve de nada sentarse en un rincón a lamentarse por lo sucedido… aprendí que no hay vuelta de hoja… aprendí que lo pasado, pasado está… aprendí que no hay que revivir más los malos recuerdos… aprendí que el pretérito es una etapa de la vida que quedó atrás… que, en el futuro, hay que buscar algo para hacer… que se ha de tener la mente ocupada, y no pensar más en lo de “yo antes podía hacer esto, o lo otro”.
Aprendí que con vivir sumida en un mundo de tristeza, no se consigue nada, salvo amargar la vida a quienes te rodean… y hay que pensar más en los demás... no sólo en sí mismo. Quienes nos quieren, sufren al vernos mal.. si uno también los quiere a ellos, hay que levantarse, y no sólo por ellos, sino también por uno mismo… porque, para sentirse bien consigo mismo, hay que sentirse bien con los demás… y viceversa: si uno se siente bien consigo mismo, su relación con los demás mejorará (siempre lo digo)… puesto que, aunque ahora te encuentres muy mal, y no lo creas, recuerda esto siempre: Eres muy importante para alguien:
Hay que pasar por varias etapas antes de alcanzar la felicidad (bueno… yo creo que la felicidad completa no existe, existen momentos).
La primera etapa, tras un lamentable suceso que te lleva a la discapacidad, es la que peor se pasa, (estás tan mal que hay que tener mucho cuidado para no entrar en una profunda depresión… tienes que ser muy fuerte mentalmente… hay que demostrar que la vida es dura, pero uno tiene que serlo más). Ésta es la etapa en la cual te enfrentas con la dura realidad, ese ”shock” puede ser muy fuerte, y las consecuencias, peligrosas. Hay que ponerse en manos de profesionales… si se viera que uno solo no puede, hay que pedir ayuda… (yo, por cabezota, no lo hice… pensaba que sola podía con esto… y es lo peor que puede hacerse: guardarse todo para una, para no hacer daño a los demás, sufrir por dentro… ¡uffff…!, ése es el mayor error que se puede cometer.
El principio, tras una enfermedad o accidente, es duro, muy duro, durísimo diría yo: aceptar el marrón que te ha caído encima es muy difícil. ¡Uffff!: Se te derrumba la vida, los sueños, las ilusiones. Me preguntaba mil veces “¿por qué a mí…?”. No sabía qué hacer… no sabía cómo afrontar esa nueva vida. Lloras hasta quedar sin lágrimas.
(Continuará mañana)
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