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sábado, 12 de junio de 2010

Memorias de un atáxico (primera parte)

Blog "Ataxia y atáxicos".
Por Marc Lleida, paciente de ataxia, de Barcelona.

NOTAS:
1- La ataxia de Marc Lleida no es hereditaria.
2- En un principio, se editarán tres capítulos de esta serie de "Memorias de un atáxico". Solamente en el tercero se hablará de ataxia.

Memorias de un atáxico (primera parte)

(Ser verdadero simplifica enormemente la vida)

Siempre he vivido en esta ciudad, Barcelona. Apenas he salido un par de veces, porque las salidas de verdad son las que no tienen fecha de vuelta. Vuelves cuando quieres volver. Y mejor si viajas solo, porque nadie te recuerda quién eres. De este tipo de viajes sólo he hecho dos en mi vida: a la India y a Marruecos. A sitios con viento.

En la India acabé en la calle durmiendo con los leprosos, tenía 17 años. Me pasaban el “shalom” (pipa que se sostiene con la mano) para que fumara, y lo cogía intentando no fijarme en sus manos sin dedos. Me parecía como si me dejara llevar por el viento.

Años más tarde, me tomé un año sabático en mi trabajo, la Bolsa, para hacer lo que me faltaba en la vida (a saber: plantar un árbol, tener un hijo, y escribir un libro...), y me fui a Marruecos.

En Tánger conocí al escritor de la ciudad (como todo el mundo que ha visitado Tánger) y le visité en su apartamento pocos meses antes de que muriera. Me refiero a Paul Bowles. Me asombraba la vida en el estrecho. Las diferencias en ciudades tan cercanas. Había noches que uno veía las luces de las casas tan cerca, en la otra orilla, que te sentías tentado de cambiarles el canal de televisión con el mando a distancia. Pero era otro mundo, otro lado del espejo. Pregunté a ese escritor qué unía a las ciudades del estrecho, tan cerca pero tan distintas, se quedó en silencio. "¿Sólo el viento?", le dije. Y se echó a reír, la única risa en toda la conversación.

En Essauira, mil kilómetros más al sur, también había viento. Era un viento invisible, transparente, dentro de casa pensabas que no existía, pero si intentabas salir te volaba la cabeza.

Me quedé dos meses en Essaouira. Era conocida por los windsurfistas de todo el mundo como lugar de peregrinaje, pero ya había alcanzado la fama en el tiempo de los romanos con el nombre de Islas Purpúreas. Fue famosa por sus tintes violetas, de allí extraían el color cardenalicio. Más tarde, desde los años 60, diferentes artistas tuvieron su casa en Essaouira.

Y allí encontré a George, un sociólogo loco irlandés. Vivíamos en apartamentos contiguos en la terraza de madame Fátima y compartíamos la cocina. Durante el día yo intentaba escribir, y él se metía en líos con la gente de Essauira... y por la noche nos reíamos hablando de cualquier cosa mientras preparábamos un tajin (cazuela de barro típica marroquí) colectivo. Cuando el viento lo permitía paseábamos por la playa. En la playa, a George le gustaba perorar sobre cualquier tema. Una de las veces le conté mis problemas con la escritura - y me pidió que me sentara sobre la arena.

• ¿Sabes lo único que tienen en común los diferentes escritores? – me preguntó.

No lo sabía.

• Hay buenos y malos, son de muchos estilos. Su obra también se muere, como los seres vivos. Pero lo único que tienen en común todos ellos es que quieren estar ahí. No son escritores por casualidad. Son perseverantes - se tumbó sobre la arena, no había nadie a la vista y parecíamos salidos de un cómic.

• Hoy te voy a contar una fábula: Cuando era niño – me dijo, siempre que quería decirme algo se inventaba cosas sobre su infancia - una vez encontré un pequeño pájaro que guardé en una jaula, pero el pájaro empezó a crecer, y la jaula se le hizo pequeña. Entonces escribí a mi tío para pedirle ayuda. En lugar de carta recibí una postal con la respuesta: ábrele la puerta, decía solamente. Pero si le abría la puerta echaría a volar, pensé, no quiero que eche a volar, nunca más le volveré a ver.

• Entonces yo era un niño – continuó George - y fue la primera vez que descubrí que los problemas se resuelven con una sola frase, pero ha de ser sólo una y nada más que una.

También, por un mismo estilo, esos días pasaron una película por la tele que contaba la biografía de la primera millonaria negra de los Estados Unidos. Una mujer que cocinaba pancakes en su casa, y a la que alguien le dijo también una sola frase: “empaquétalos”. Lo hizo, y se convirtió en millonaria.

• Y allí estaba yo con mi problema y una sola frase para resolverlo. Ábrele la puerta, me repetía a menudo, con miedo.

• Sí, una sola frase pero has de escogerla – decía mi tío - sobre todas las cosas para que contenga la solución a tus problemas. Cuando saqué el pájaro de la jaula, quizás era un águila, para cambiarlo de jaula, no echó a volar como esperaba, se quedó quieto en mi brazo. Había pasado toda su vida sin volar, y ya no conocía la libertad. Estaba domesticado. Poco a poco lo entré en una jaula más grande. Lo había cambiado de jaula sin que se escapara. Mi tío tenía razón, el problema se había resuelto.

George me miró satisfecho, como siempre hacía, el grandullón de él. Yo jugaba con la arena. Estábamos en un lugar de la playa que conocíamos por el Castillo de Arena, y ante nuestra vista, un par de windsurfistas viajaban veloces en la bahía.

Depende de nuestro punto de vista –continuó George –que el pájaro se siga creyendo prisionero de la jaula aunque ya no lo está. Nuestro temor nos engaña. Siempre hay un momento en el que somos libres. Incluso en la situación más difícil, hay un momento de libertad pero no sabemos verlo. Y eso es lo que tienes que aplicar a tu escritura.

George era una buena compañía. Me olvidé de sus palabras, siempre hablaba, pero las recordaría más tarde, en Barcelona.

(Continuará mañana).

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7 comentarios:

  1. ¡Gracias, Marc!

    Yo lo de viajar lo he dejado oara la reencarnación :-)

    Un abrazo.

    Miguel-A.

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  2. ¿Así qué conociste a Bowles? ¡Qué bueno!!!
    ... Y me gustó que no hablaras de ataxia; a unque tengo que preguntar: ¿Si tu ataxia no es hereditaria qué es? (pregunto porque la mía tampoco y me cuesta encontrar otra gente como yo).
    Gracias.

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  3. dicen que es ocasional, de origen desconocido. La hay provocada por medicameentos, por intolerancia al gluten, por mil cosas... y estuve en el apto. de Bowles, en Tánger.

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  4. MARC... GRACIAS POR COMPARTIR ESTE ESCRITO, ME GUSTO ES INTERESANTE.

    BESOS

    DIOSA

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  5. Hola Diosa :). Y Marc: qué raro eso de la "ataxia ocasional", y qué bueno lo de Bowles. Te felicito (aunque sólo por lo de Bowles).

    Recién leí la 2da parte de tu texto y ES BUENISIMA. Gracias.
    1) Quiero ir a Marruecos
    2) Quiero que sea mañana para leer la 3ra parte.

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  6. Estimado amigo:

    La ataxia puede tener múltiples orígenes. El genético es solamente uno de ellos. La ataxia puede aparecer a diferentes edades. Muchos tipos de ataxia son diagnosticados como "ataxia idiopática" (cuyo significado sería "de orígen desconocido").

    Ignoro cuál es el tipo de ataxia de Marc, pero sabiendo que su ataxia comenzó a los 52 años, podría ser, entre otros tipos, una OPCA (atrofia Olivo-ponto-cerebelar, o MSA (ataxia multisistémica).

    Un abrazo.

    Miguel-A.

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