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lunes, 2 de abril de 2012

Los niños de la guerra (primera parte)

Blog "Ataxia y atáxicos".
Por Miguel-A. Cibrián, paciente de Ataxia de Friedreich, de la provincia de Burgos.

En España, por repetida, cuando oímos la expresión "niños de la guerra", se nos va la mente hacia quienes fueron sacados del país, huyendo de la contienda bélica de 1936... algunos de los cuales regresaron muchos años después. Pues, sí, pero no eran menos niños quienes, en edad infantil, permanecieron es nuestra piel de toro, en guerra y postguerra, pasando hambres y malnutriciones. No pretendo hacer divisiones, sino todo lo contario. La política no es lo mío. Al igual, sigo, que no eran, o son, menos niños quienes en edades tiernas viven, o han vivido, conflictos bélicos, a lo largo de la historia, no sólo en España, sino también en cualquier otra parte del mundo.

Tal vez el concepto guerra haya cambiado mucho... o no tanto... según se mire. Quedan muy lejos las estrategias de Julio Cesar, en la guerra de las Galias, cuando dos ejércitos entraban en confrontación. Incluso las guerras de guerrillas de Viriato, atacando por sorpresa a los ejércitos romanos, y esfumándose rápidamente. Ya no hace falta posicionarse en la cara superior de la pendiente, o buscar que el sol dé de cara al enemigo. Tampoco conocerse al dedillo el desfiladero por donde van a pasar las tropas enemigas. Ni siquiera, remontándonos a esa guerra civil de anteayer, hay río Ebro que cruzar ("¡Ay, Carmela!") Hoy se matan "las mocas" (militares y civiles), "a misilazos y cañonazos, digo bombazos", y, cuando no, campa a sus anchas el llamado terrorismo.

Es curioso, también cambia la forma de contar las guerras. Mientras, por ejemplo, en Afganistán, o en Irak, la bombas eran unas indómitas, tanto que no pegaban una en el clavo... produciendo daños colaterales, y explotando sobre escuelas llenas de niños, las lanzadas en Libia, todas, absolutamente todas, han sido sumamente dóciles, cayendo en el sitio adecuado y en el momento justo (o sea, cuando a ningún civil se le ha ocurrido pasar por allí).

Pienso que hay temas muy difíciles de tratar en este blog. Formamos un grupo heterogéneo en cuanto a creencias e ideologías, y cualquiera de nuestras opiniones pudiera ofender a los demás. Ahora me estoy refiriendo a eso que llaman política. ¡Coño, parece que me he perdido! No del todo. Si la guerra cambia de formas, el fondo sigue igual: es originada por una suma de odios. Y ahí seguimos erre que erre: los políticos generando odio. Tuve la oportunidad de convivir con ex-combatientes forzosos de la guerra española del 36. Nadie sabía por qué lucho. Su respuesta era: "Nos mandaban, y no había escapatoria".

Bueno... antes me he ido a sofisticadas guerras de países ricos, que veden armas a los pobres, donde la forma de matarse aún no se ha modernizado. Pero, dejemos la guerra, y vamos con los niños. En Centroamérica y en África aún es fácil ver a niños con un fusil, utilizados como soldados... ¡como aquí hace poco!. Y, antes de saltar párrafo, no quiero olvidarme de los niños discapacitados por haber pisado una mina residual de conflictos olvidados. Y, por cierto, fabricadas en países dirigidos por hipócritas políticos que presumen de pacifistas.

Pero verán por qué cuento tanta perorata: En nuestro pequeño colectivo de atáxicos, he descubierto dos que estuvieron en la guerra del Sahara. ¡Dios mío, qué cara de niños tenían entonces! Lo comprobarán en próximos capítulos.

(continuará).

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2- Sección "PowerPoint del día":

¡Qué cochinos/as sois... digo... somos! :-)

Para ver y/o guardar el PowerPoint, pinchar en: ¡Cochinadas!.

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