Por Bartolomé Poza Expósito, paciente de Ataxia de Friedreich, residente en Barcelona.
Sueño que estoy soñando,
volando sobre el Mar Mediterráneo,
donde el día jamás cierra sus ojos,
y en los míos cabe el mundo.
Sueño ser gaviota,
mecerme en los cálidos y nítidos aires
dueños y señores del cielo.
Volar soñando en silencio,
en ese éxtasis del cielo azul.
Levantar presuroso el vuelo
hasta los confines de la Tierra.
Sueño con mi cuerpo,
envuelto en túnica de nubes malvarosa,
acariciando mi alma.
¡Maravilloso el sueño!.
Los mares en calma.
Infinita la alfombran del agua.
Posarme en las olas onduladas
que, dócilmente, mueren en las playas
con suspiros de espuma blanca.
¡Barcelona!:
Paraíso perdido del Mediterráneo.
Tocar la nada que nadie tocó...
ni soñando acarició.
Salir del espacio sideral...
del Universo.
Sentirme solo en esta maravillosa soledad
tantas veces deseada, y jamás hallada.
Vivir para soñar...
Soñar para vivir más cerca de Dios,
y más lejos de mis hermanos hombres.
Fundirme entre enredaderas de plata nacarada.
Voces que susurran cánticos de enamoradas.
Estrellas jamás oídas por nadie...
desconocidas, etéreas...
Soñando eternos romances,
en un paraíso sin Adán ni Eva.
Sólo mis sueños dentro de mis sueños...
El firmamento:
El silencio limpia el alma de la suciedad que ahoga.
Esencia de los sentidos...
Extender los brazos.
Acariciar con la manos
la bella y redonda faz de la luna,
misteriosa e inalcanzable.
Los dedos ágiles y fuertes,
enredados en sus cabellos plateado,
brillantes en la noche,
cual luceros errantes.
Horizontes de luz y esperanza
Se reflejan en el alma satélites y cometas,
bajo un cielo estrellado.
Los sentidos se desvanecen en la noche de los tiempos.
Ingrávido, el cuerpo del cuerpo sale,
dejando el alma inmortal,
etérea por su bondad,
nacida de la nada inmaculada.
Soñaré al limite de los sueños,
soñando hasta el fin de mis días...
preguntándome:
¿Qué hay en el más allá?
¡Si nadie ha venido a decirme nada!
¡Qué duda, Dios mío!
¡Sácame de ella!.
Sueño sin soñar nada.
Siento sin sentir nada.
Veo sin ver nada.
Vivo entre dolores y farsas.
Todo parece un juego de palabras...
¡Y, sin embargo, no lo es!
Es fruto de los sentidos...
quimeras del alma...
de la muerte...
de la nada...
¿Sueños de una mente desquiciada?
No lo sé.
Escribo mis "locuras" en el ocaso de la vida.
Ahora que puedo hacerlo.
Tecleo, tecleo, y tecleo,
al compás de los latidos del corazón,
como si fuese el "tilín-tilo"
de las campanas de la Navidad.
No pude expresar mis sueños cuando más deseaba hacerlo...
Mis torpes manos no obedecían mis deseos.
Geólogo antiquísimo del alma
invernante en la dulce cueva de la memoria,
sin saber su edad,
gozoso de mi ignorancia.
Suspiro en la oscuridad solitaria.
El cuerpo fatigado de dolores externos.
Sueño en la celestial cavidad de la cueva del alma.
Dulce tiempo.
Vano sueño jadeante.
Se escapan mis sueños por senderos de sueños.
Caminante peregrino por los confines de los tiempos,
entonando cánticos en mi pecho,
dormido con la dulzura del sueño deseado.
¡Que los sueños sean eternos,
aunque esté despierto,
y el sueño, con delicado vuelo,
se pose en la almohada de mis sueños!
Sueños de un corazón cansado...
que aún sueña ilusionado.
***** volando sobre el Mar Mediterráneo,
donde el día jamás cierra sus ojos,
y en los míos cabe el mundo.
Sueño ser gaviota,
mecerme en los cálidos y nítidos aires
dueños y señores del cielo.
Volar soñando en silencio,
en ese éxtasis del cielo azul.
Levantar presuroso el vuelo
hasta los confines de la Tierra.
Sueño con mi cuerpo,
envuelto en túnica de nubes malvarosa,
acariciando mi alma.
¡Maravilloso el sueño!.
Los mares en calma.
Infinita la alfombran del agua.
Posarme en las olas onduladas
que, dócilmente, mueren en las playas
con suspiros de espuma blanca.
¡Barcelona!:
Paraíso perdido del Mediterráneo.
Tocar la nada que nadie tocó...
ni soñando acarició.
Salir del espacio sideral...
del Universo.
Sentirme solo en esta maravillosa soledad
tantas veces deseada, y jamás hallada.
Vivir para soñar...
Soñar para vivir más cerca de Dios,
y más lejos de mis hermanos hombres.
Fundirme entre enredaderas de plata nacarada.
Voces que susurran cánticos de enamoradas.
Estrellas jamás oídas por nadie...
desconocidas, etéreas...
Soñando eternos romances,
en un paraíso sin Adán ni Eva.
Sólo mis sueños dentro de mis sueños...
El firmamento:
El silencio limpia el alma de la suciedad que ahoga.
Esencia de los sentidos...
Extender los brazos.
Acariciar con la manos
la bella y redonda faz de la luna,
misteriosa e inalcanzable.
Los dedos ágiles y fuertes,
enredados en sus cabellos plateado,
brillantes en la noche,
cual luceros errantes.
Horizontes de luz y esperanza
Se reflejan en el alma satélites y cometas,
bajo un cielo estrellado.
Los sentidos se desvanecen en la noche de los tiempos.
Ingrávido, el cuerpo del cuerpo sale,
dejando el alma inmortal,
etérea por su bondad,
nacida de la nada inmaculada.
Soñaré al limite de los sueños,
soñando hasta el fin de mis días...
preguntándome:
¿Qué hay en el más allá?
¡Si nadie ha venido a decirme nada!
¡Qué duda, Dios mío!
¡Sácame de ella!.
Sueño sin soñar nada.
Siento sin sentir nada.
Veo sin ver nada.
Vivo entre dolores y farsas.
Todo parece un juego de palabras...
¡Y, sin embargo, no lo es!
Es fruto de los sentidos...
quimeras del alma...
de la muerte...
de la nada...
¿Sueños de una mente desquiciada?
No lo sé.
Escribo mis "locuras" en el ocaso de la vida.
Ahora que puedo hacerlo.
Tecleo, tecleo, y tecleo,
al compás de los latidos del corazón,
como si fuese el "tilín-tilo"
de las campanas de la Navidad.
No pude expresar mis sueños cuando más deseaba hacerlo...
Mis torpes manos no obedecían mis deseos.
Geólogo antiquísimo del alma
invernante en la dulce cueva de la memoria,
sin saber su edad,
gozoso de mi ignorancia.
Suspiro en la oscuridad solitaria.
El cuerpo fatigado de dolores externos.
Sueño en la celestial cavidad de la cueva del alma.
Dulce tiempo.
Vano sueño jadeante.
Se escapan mis sueños por senderos de sueños.
Caminante peregrino por los confines de los tiempos,
entonando cánticos en mi pecho,
dormido con la dulzura del sueño deseado.
¡Que los sueños sean eternos,
aunque esté despierto,
y el sueño, con delicado vuelo,
se pose en la almohada de mis sueños!
Sueños de un corazón cansado...
que aún sueña ilusionado.
Nota final del administrador del blog:
Debido a las características progresivas de su enfermedad, Bartolomé ya no está en condiciones de escribir. Este poema está fechado en Barcelona, julioo del año 2004. Y forma parte de su libro "Sentimientos de una vida".
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Ataxia es también NOMBRE DE MUSA
ResponderEliminarAtaxia es también NOMBRE DE MUSA
ResponderEliminarGracias, Bartolomé.
ResponderEliminarUn abrazo.
Miguel-A.
Precioso!
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