Por María Pino Brumberg, paciente de Ataxia de Friedreich, de Tenerife ... (ver el original en el enlace "fuente" ... al final del artículo).
"Todos, a pesar de nuestras limitaciones, somos capaces de lograr lo que nos propongamos con esfuerzo e ilusión".
María Pino Brumberg |
Pasaron días hasta que pudo hablar de ello. Y, cuando ayer, ya en su Isla, fue a la playa y, aunque no pudieron ayudarla a bañarse le prestaron una de aquellas preciadas sillas anfibias para estar más cómoda, volvió a ver al mosquito revoloteando a su alrededor. Esta vez no le picó, pero hizo que volviera a sacar sus garras: su pluma, para contar otra injusticia más que le había pasado el fin de semana... cuando se había atrevido a ir de viaje con sus amigas, pues aún soñaba que podía ser como una más.
Seguía siendo una ilusa. Ella jamás podría ser como una más. El mundo continúa marcando diferencias y, sobre todo, imponiendo barreras sociales para todas las personas que tengan alguna discapacidad. En este caso, para las que tengan una discapacidad física, como es el caso de ella.
El sábado habían decidido ir a la playa, pero en la zona estaba todo nublado: ¡Una lástima!, porque, si no hubiera sido así, se habrían quedado donde les hubieran dado una silla anfibia para ella, y les habrían facilitado el día de playa. Por ello, decidieron recorrer kilómetros y kilómetros, con el coche de un amigo que las acompañó y ayudó todo el fin de semana... hasta el sur soleado de Gran Canaria. Y fueron a la gran famosa y turística Playa de 'El Inglés', convencidas de que en el puesto de la Cruz Roja les ofrecerían la ayuda necesaria o, por lo menos, les darían las facilidades oportunas para disfrutar juntas del día de playa.
Pues no. Todas se equivocaron. Dos de sus amigas se acercaron a preguntar, y el chico que estaba allí, les dijo que no podían ayudarles... porque, para ello, tenían que haber solicitado el servicio un día antes, pues tenían que organizarse. Sus amigas se extrañaron ante tal respuesta, ya que a su lado aguardaban dos sillas anfibias, las cuales parecían desear ofrecer su ayuda a las personas que las necesitasen para salir y entrar al agua. ¡Y no permitían que la ayudaran a ella... estaban sin uso!.
Además de ese chico, antes citado, luego vinieron más en todo terrenos, pero que no podían otorgar ni diez minutos en ayudarlas: cuando ése es el fin de su trabajo... Ella iba en total con 4 amigos, pero tampoco les prestaron una de esas dos preciadas sillas para que pudieran manipularla mejor a la hora del baño, o, por lo menos, para que pudiera estar más estable en la arena. No, las preciadas sillas querían mantenerlas guardadas, y que no cumplieran su función.
Estaba claro que no le permitían pensar como un persona más. No podía improvisar, como cualquier persona caminante, y decidir ir a la playa. Le irritaba que fuera así, le irritaba cada vez que oía esas palabras que dicen que todos somos iguales. ¡Mentira!. El mundo, lamentablemente, no está preparado para las personas como ella... ¿Molestamos a la sociedad... les estorbamos…? ¿Acaso no se dan cuenta de que tener una discapacidad le puede ocurrir a cualquiera... en cuestión de segundos?.
A pesar de todo, como siempre, decidieron seguir adelante, e ir todos a pasar el día en la playa. Ella estaba rabiando y, para pasar el mal trago, pidió a sus amigas que dejaran de hablar del tema, pues quería seguir disfrutando del fin de semana con ellas... y ya notaba cómo el agotamiento se le iba acercando, hasta llegar al alma: Era el veneno de ese maldito mosquito que esa vez no vio llegar, el mosquito de las injusticias…
Hasta se bañaron todos, entre sus cuatro amigos la llevaron en peso hasta el agua, y miren que ella pequeña y delgada no es: es grande, y no ligera. Bueno, vale; ella soy yo. El baño fue muy divertido, mucho, y placentero para mi cuerpo dolorido. Ya la salida hasta mi silla de ruedas no fue nada divertida, fue todo lo contrario, una muy dura odisea.
¿Ustedes se imaginan ir a la playa, y tener que llamar para pedir cita, y poder darse un baño...? Pues esta, como tantas otras cosas, las tienen que pasar personas como yo en nuestro día a día. El veneno del la picadura del mosquito de las injusticias corre por nuestras venas. España es el país con más injusticias de la Unión Europea... y las personas de nuestro colectivo tenemos una gran parte de ese porcentaje... y si ya contamos dentro con personas que sufrimos una enfermedad rara, apaga y vámonos.
(Mery).
Foto de encabezado del blog de María Pino Brumberg |
Fuente: Blog de María Pino: http://www.mariapinobrumberg.com/blog/?p=1636
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Gracias, María.
ResponderEliminarUn abrazo.
Miguel-A.