Diario de Gaby: Los accesorios para discapacitados no definen la personalidad

Blog "Ataxia y atáxicos".
Por Gabriela Moreno, paciente de ataxia cerebelosa, de México.

Soy Gabriela Moreno, de San Luis de Potosí, México. Estoy diagnosticada con ataxia cerebelosa. Y soy miembro del grupo 'Ataxia y atáxicos' en Facebook, donde a veces comento algo. Y ahora voy a contar una de mis experiencias:

Mi diario: Los accesorios para discapacitados no definen la personalidad:

Gabriela Moreno

Dependo de un bastón...pero mejor, volteo la frase: No dependo de un bastón para moverme, el bastón depende de mí para moverse... sobre todo por la condición de las calles. Si para otras personas es complicado, para mí, un poco más: parezco borrachita. En fin, en este andar, seguiré buscando opciones.
Me preguntan: "¿cómo estás?".
Bien, mientras siga de pie, estoy bien. Una silla de ruedas motorizada, con amortiguadores, sería una solución. Por la progresión de mi enfermedad, pronto ya no será un sueño.
Por mi casa pasa, a toda prisa, una persona sobre un scooter. ¡Yo quiero uno de ésos!.
En son de broma, me dice Jaime: "¡pues sal, y quítaselo¡".
Sólo de verla pasar, me da envidia.

El chiste no es pretender que me ayuden, porque estoy segura de que lo harían.
Mientras pueda cocinaré: Me gusta cocinar, y me gusta que mi familia cóma lo que preparo.
Si no me es posible levantarme tan temprano como antes, pues me levanto un poco más tarde.... pero eso sí, tiene que ser por la mañana, ya que mi energía es mejor: Como me dice un cuñado: "¿tu batería cuántas rayitas tiene?".

Con esto de la ataxia, no me auguro mucho tiempo cocinando: Pelar, papas, zanahorias, etc, y cortarlas, es un suplicio, cansino y muy prolongado... Al freír, por ejemplo arroz, pasa que, gracias a mis reflejos aumentados y al temblor, al revolverlo, parte de lo que tomo con la cuchara, sale disparado fuera de la olla... Las quemaduras al tocar el borde del recipiente, son cosas de todos los días... No obstante, para hacer más llevadera la faena, utilizo pinzas con punta de silicón... dejo las verduras con cáscara, por eso de la fibra... uso cuchillos grandes, aparatos para cortar, tijeras para cocina... y así, voy buscando recursos para paliar mis limitaciones.

Si visto blusas con botones, no las desabrocho al quitármelas... o, si no, uso blusas sin botones. Y qué decir cuando quiero usar falda... pues uso pantalones, para evitar eso de la depilación.

– No quiero ir a trabajar, se me acalambran las manos y las piernas -le digo a menudo a Jaime.
- Es que trabajaste mucho -responde, tratando de convencerme.
- ¡No, aún así, no es normal!.
Una amiga me dio un corcho contra los calambres. Si un corcho... y parece que si funciona.
Pero, a pesar de los calambres y el dolor, sigo yendo a la oficina. Veo que, mientras pueda ir a trabajar, la convivencia diaria y el "ser útil", me hacen sentirme bien. De alguna manera, esto se liga con la primera pregunta que me hace el neurólogo: "¿todavía trabaja?". Quiere saber si sigo activa.

Más allá de que ahora este mundo nos ofrece nuevas tecnologías, y más allá de que el vaso esté medio vacío, o medio lleno... para mí, simplemente, tiene que estar a la mitad: para poder sostener y beber, sin derramarlo.

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Cada cual decide qué es lo que quiere hacer, y quién quiere ser: Soy vanidosa: Me gusta arreglarme, pero cada día se me dificulta la tarea: ¡Me doy cada piquete en los ojos con el rímel, con el delineador! Gracias que ya existen brochas para sombras, y todavía las puedo usar... Lo malo es que mi cabeza no se queda quieta, y tiene vida propia... pero, por contra, lo bueno es que existen salas de belleza.

En este sentido, tomo como accesorios, artefactos, que me van a AYUDAR a seguir adelante. Si uso bastón, silla de ruedas, scooter, manoplas, cuello terapéutico, etc, sólo son ACCESORIOS, y su uso no define MI PERSONALIDAD.

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