Blog "Ataxia y atáxicos".
Por Miguel-A. Cibrián, paciente de Ataxia de Friedreich
Hoy proyectamos una emotiva película norteamericana, en versión doblada en español, con aroma navideño, del año 1952. Pero... no os asuste la antigüedad, porque es una joya... por encima de la cual no pasa el tiempo.
No hace falta citar quién recomienda esta película... yo, claro. Mi nombre ya figura en el encabezado del artículo: puesto que voy a presentarla con mis propias palabras: Es un comentario que escribí, allá por 1993, cuando mis dedos de atáxico eran más ágiles, y mataba mi tiempo comentando cualquier asunto que me diera cancha para formular mi opinión por escrito:
"¡Sábado, día 6 de noviembre, año 1993.
Tal vez por el horario intempestivo del acontecimiento, debiera decir domingo, y añadir una unidad más a la fecha. Es la primera película con subtítulos en castellano que he visto íntegramente. ¿Por qué emitirán así? Está muy bien tanto para deficientes auditivos, como para aprendizaje de idiomas. Sin embargo, el hecho de que sólo se haga con películas antiguas y de prestigio, hace pensar que no se trata tanto de atender las necesidades de colectivos minoritarios, como de elogiar y respetar las virtudes artísticas del film original.
¡Qué ganas de estropear las cosas! Es una lata... al menos para mí. Los ojos han de quitarse de contemplar imágenes para seguir las letras. Acaban cansados. Y al final, los caracteres de escritura, necesarios para quienes no conocemos el idioma original, aparecen borrosos ante nuestra vista, y desaparecen antes de poder acabar la lectura. Así, la combinación imagen con, sonido se rompe. Es decir, es un insulto al cine...
Y, si se hiciera así por quienes son capaces de seguir la cinta en su idioma original, aquí en nuestro país, son un porcentaje insignificante. Y descarto que se trate de una atención a los sordos, porque entonces sería innecesaria la voz, ya fuera original, o de traducción.
Comentario actual:
Por supuesto que he transcrito mi opinión realizada en un momento concreto, fechado en 1993. Está claro que ahora veo, y reconozco, mi falta de tacto y sensibilidad para con un colectivo discapacitado, en el cual me ha tocado ingresar posteriormente. ¡Así es la vida...! ¡Qué cosas nos pasan... y/o nos pueden ocurrir!.
Fue casualidad el hallazgo de la emisión de esta película, pero no del todo. Por la mañana hojeé la revista de programación televisiva, mejor dicho buscaba en ella un dibujo para reproducir, y hallé una joya. "Perro parado, no encuentra hueso", afirma un dicho. Aguardé pacientemente al inicio de su comienzo: la una y cuarto de la madrugada. Pero no me arrepiento de la espera. Mereció la pena. ¿Por qué darán el buen cine a horas intempestivas? La fabulosa película es en blanco y negro. Data de 1952. ¿Se habrán olvidado en la actualidad de cómo se hace cine...?.
Se trata de un film atípico. No es corriente que el argumento conste de cinco relatos independientes entre sí. Tampoco lo es que una película tenga cinco directores distintos, uno por historia.
Daría a esta película todos los "óscars", habidos y por haber, en Hollywood, pero no sé a quién apuntar el éxito. Anotaré un tanto a cuantos intervienen en la elaboración del film. Pero, sin duda, el más genial de todos los responsables del éxito de la película, sin suponer menosprecios para los demás, es el autor de los relatos. Tal vez su nombre sea desconocido: O. Henry.
La película se titula "Cuatro páginas de la vida".
El primer relato es "La policía y el himno". Muestra la historia de un vagabundo sin techo, que quiere pasar el invierno al calor, en la cárcel. Para conseguir su deseo, recurre a cometer distintas fechorías ante las narices de la policía. Sus intentos resultan infructuosos. Uno por uno, van fracasando. Todo lo da por perdido. No halla la forma de ser encarcelado. Después de intentar distintos delitos, sin lograr sus propósitos... cansado, entra en una iglesia para rezar, y por casualidad, cuando no había cometido ninguna falta, un juez le condena a 90 días de prisión.
La primera secuencia de este relato es magnífica, todo un acierto de contenido aleccionador. El buen vagabundo, para cumplir su deseo de ingresar en la cárcel, arrebata a un viandante su paraguas. Mientras forcejean, le pide, honradamente, que avise a un policía cercano para así ser detenido. Por fin, el desconocido confiesa haber robado el paraguas esa misma mañana, y prefiere dejárselo al vagabundo a complicarse la vida llamando al policía... ¿Pasará algo así en esta sociedad nuestra? Todos se insultan, y se acusan, pero no se atreven a buscarse las cosquillas. ¿Por qué será? ¿Será ésta una cueva de ladrones...?.
Este fenomenal episodio me ha recordado un pasaje de nuestra literatura picaresca. Lo cuenta en el "Lazarillo de Tormes"... en el suceso, ante el escobajo de un racimo, que compartió el lazarillo con su amo, ciego, habiendo acordado comer las uvas de una en una, y sin haber respetado ninguno de los dos el acuerdo... el uno comía de dos en dos... y el otro, de tres en tres:
- Lázaro, engañádome has. Has comido las uvas de tres en tres.
- Yo no, ¿Por qué dices eso?.
- Porque yo comía de dos en dos, y tú callabas -respondió el ciego.
La segunda historia de la película se titula "La llamada del Clarión". Este episodio trata de un policía que sigue la pista de un asesino. Se lleva una sorpresa desagradable al comprobar que el criminal es un antiguo excompañero a quien debe una suma dineraria. Cuando intenta arrestarlo, el delincuente le reclama la deuda. Y para apresarlo, ha de satisfacerle la cantidad adeudada con un préstamo a cuenta del importe de la recompensa ofrecida por entregarlo.
El tercer relato es precioso. Una maravilla. Se titula "La última hoja". Trata de un pintor fracasado, que termina comiéndose, por necesidad, las frutas utilizadas como modelo... Una de sus dos vecinas está enferma de neumonía. La joven en su delirio asocia las 21 hojas de la parra del ventanal con sus 21 años, y piensa que cuando la tormenta del invierno derribe la última hoja, morirá. El médico asiste impotente ante la enfermedad:
- Cuando se tienen deseos de morir, la medicina no puede hacer nada -dice el médico.
El buen pintor, enterado de las circunstancias del asunto, pinta una hoja en la pared que significa la salvación para la joven, pues el viento hubiera derribado todas las hojas de la parra, no podrá derribar aquella de pintura.
La misma noche de haber pintado la hoja, el pintor muere víctima de un accidente. Para todos fue un artista fracasado. Sólo su vecina, al contemplar la hoja pintada en la pared, supo reconocer que fue un gran pintor, y mejor hombre.
La cuarta historia es "El rescate del jefe piel roja". Este relato difiere un poco de todos los demás. Es menos serio. Pero es como si su humor compensase la seriedad de las demás narraciones. Cuenta el secuestro de un niño travieso. Este pequeño hace la vida imposible a los secuestradores con sus juegos. Y, en vez de obtener un rescate, los secuestradores han de pagar un importe para quitarse al niño de encima.
Si buenos eran todos los cuentos, el último es el mejor. Siempre se queda lo perfecto para cerrar el telón. El quinto relato se titula "El regalo de los Reyes Magos". Es la historia de amor más bella que he oído en mi vida. No intentaré hacer elogios, pues me quedaría muy corto... Se trata de una pareja de esposos que bromean sobre sus regalos de Navidad:
Ella bromea diciendo que quiere una piel de foca... Él elogia el largo cabello de su esposa, y ella el bonito reloj de su marido. Hay un problema para hacer regalos: el dinero escasea en casa. El problema se soluciona así:
Ella vende su pelo para poder regalar una leontina (cadena de reloj de bolsillo) a su esposo. El vende su reloj para comprar dos peinetas como regalo para su mujer.
Ninguno de los dos podrá lucir el regalo de su amado. No importa, los regalos son maravillosos, porque están hechos con amor. El amor triunfa, siempre triunfa. La historia es preciosa y perfecta. "Es mejor dar que recibir", se puede leer en un subtítulo de esta última parte de la película. Esa frase es la traducción de un cartel navideño colocado en los decorados de rodaje. No es frecuente ver esta clase de amor auténtico en las pantallas del televisor. Se nos llenan de escenas de erotismo. Es la realidad, el mundo es así, nos dirán. ¿Qué realidad? El mundo está lleno de hombres y mujeres capaces de llegar al mayor sacrificio por la persona que aman. Y está repleto de padres y madres abnegados, expertos en sacrificarse por sus hijos. Y el sexo se queda para la intimidad... ¿Cuándo se enteraran algunos de que las relaciones íntimas sexuales son una bella manifestación del amor, pero no son el amor...?.
Obligados por las leyes, proyectaremos la película en el barco, bandera de calavera blanca con fondo negro, que compramos a José de Espronceda. La ubicación no se dice en este blog, por ser "pecata minuta legal"... Quien no sepa dónde está ese barco, que nos pregunte... Por otra parte, advertimos ser corsarios buenos: El film está tomado en calidad de préstamo, y el vídeo solamente estará colgado durante 4 días, a partir de la fecha de edición de este artículo... Y, por supuesto, no hace falta que llevéis dinero: la entrada es gratuita... y la salida, también :-)
Nota: Se presupone que los productores nos cederían la cinta para exponerla en un pequeño recuadro, y así, poder visionarla un diminuto grupo de pacientes de ataxia, muchos de los cuales ni siquiera podemos acudir a la salas cinematográficas...
No obstante, y a partir de hoy mismo, no queriendo abusar y perjudicar a esos productores, que hemos presupuesto tan amables... el tiempo de exposición de las películas se reduce: de los 6 días de antes, ahora pasaremos a los 4 días completos".
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Feliz fin de semana y FELIZ NAVIDAD.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Feliz Navidad, Diego!
ResponderEliminarUn abrazo.
Miguel-A.