Por Bartolomé Poza Expósito, paciente de Ataxia de Friedreich, residente en Barcelona.
Notas del administrador del blog:
Debido a la progresión de la enfermedad, Bartolomé ya no está en condiciones para usar ordenador. Este poema está fechado en agosto del año 2004, y forma parte de su libro 'Sentimientos de una vida'.
Bartolomé nació, y vivió hasta en los 20 años, en Jódar (provincia de Jaén)... Reside en Barcelona... Y (alusión-recuerdo al final de poema) realizó su servicio militar obligatorio en Canarias (año y medio sin poder regresar a casa).
Ternura de amor y luz:
Mirando de soslayo para arriba,
todo parece igual en la noche...
Y no es así.
Aun siendo una ilusión,
veo con los ojos del alma.
¡Qué lejos está todo!
¡Si las cosas que uno quiere,
se pudieran alcanzar!,
¡yo tendría más estrellas
que todos los militares juntos!.
Las estrellas parecen amantes
en la difusa claridad
vislumbrada en la madrugada.
Luz de infinitas estrellas enamoradas,
impacientes, esperan la mañana,
para ocultarse a la mirada indiscreta
de tanto corazón loco por alcanzarlas.
Soñador del amor prohibido...!
Parece sentimientos de boleros y tangos...
letras suaves...
desgarradas...
Puede que sí...
Puede que no...
Cuanto siento...
Son sentimientos impolutos,
nacidos del alma,
con esa sensibilidad indescifrable que brota espontánea,
sin saber cuándo ni dónde...
¡El corazón es una esponja que,
además de sangre y aire,
se nutre de tantas cosas bellas...!
¡Que la vida pare un instante...! Es tiempo de amar lo imposible:
el cielo...
por lejos que se halle...
las estrellas...
y todo cuanto se ve en él...
Las estrellas son entrañables compañeras nuestras,
cómplices de toda la vida,
viajando a bordo de la ilusión,
sin saber el final...
Viajo con ellas con la sonrisa en los labios,
y con pena en el corazón
por tener que abandonar este mundo irreal,
que vive dentro de mí.
A pesar de todo, es una delicia!
¡Placer de los mortales!
¡Vivir en este maravilloso mundo!
Es la enésima vez que tengo esa esperanza:
La de mi no... desaparición...
Sentir el olor de las flores,
el sabor de las cosas,
el Amor con mayúsculas,
el placer de vivir...
¡Sea donde sea!
Vuelvo a mirar, con emoción,
el bendito cielo,
azul insondable y bello,
que nos cubre en el albor
de una hermosa mañana de abril,
viendo la luna nueva,
y su difusa sonrisa para enamorados,
el corazón suspira con infinita ternura.
*****
Antes de levantarme,
me retrotraigo a mis recuerdos del pasado:
A mis pies... Las Palmas...
parece un enorme y largo brasero de ascuas:
luces vivientes envueltas en el manto mágico de la noche,
durmiendo en silencio con ecos lejanos inaudibles,
a causa del rumor placentero de quien la acaricia sin rubor:
el Atlántico.
Mi mirada vuelve de este viaje sin fin...
Quedo absorto con mis pensamientos,
evocando en silencio los recuerdos de mi mente,
enlazando unos con otros sin principio ni fin,
formando un círculo de luces y sombras,
donde perdido, cual temblorosa mariposa,
vuelo, queriendo salir,
sin conseguirlo.
La Madre Naturaleza se refleja en el espejo del Océano.
El embrujo suave de las luces de neón,
se mueve como si fuese el duende que llevo en el alma.
¡Gran Canaria!
¡Una leyenda hecha realidad!:
Macizos rocosos.
Profundos barrancos, como mi alma.
Zafiros de color azul condensan mis sueños.
Todo es misterio del Yo que llevo dentro.
Vivo soñando.
Soñando recuerdos de un canto de caracolas,
agitando mi corazón,
junto a los médanos dorados de sus rubias playas.
Locura de mis delirios.
Magia del amor de una efímera mañana de...
¡ternura... amor... luz.!.
********************
Mirando de soslayo para arriba,
todo parece igual en la noche...
Y no es así.
Aun siendo una ilusión,
veo con los ojos del alma.
¡Qué lejos está todo!
¡Si las cosas que uno quiere,
se pudieran alcanzar!,
¡yo tendría más estrellas
que todos los militares juntos!.
Las estrellas parecen amantes
en la difusa claridad
vislumbrada en la madrugada.
Luz de infinitas estrellas enamoradas,
impacientes, esperan la mañana,
para ocultarse a la mirada indiscreta
de tanto corazón loco por alcanzarlas.
Soñador del amor prohibido...!
Parece sentimientos de boleros y tangos...
letras suaves...
desgarradas...
Puede que sí...
Puede que no...
Cuanto siento...
Son sentimientos impolutos,
nacidos del alma,
con esa sensibilidad indescifrable que brota espontánea,
sin saber cuándo ni dónde...
¡El corazón es una esponja que,
además de sangre y aire,
se nutre de tantas cosas bellas...!
¡Que la vida pare un instante...! Es tiempo de amar lo imposible:
el cielo...
por lejos que se halle...
las estrellas...
y todo cuanto se ve en él...
Las estrellas son entrañables compañeras nuestras,
cómplices de toda la vida,
viajando a bordo de la ilusión,
sin saber el final...
Viajo con ellas con la sonrisa en los labios,
y con pena en el corazón
por tener que abandonar este mundo irreal,
que vive dentro de mí.
A pesar de todo, es una delicia!
¡Placer de los mortales!
¡Vivir en este maravilloso mundo!
Es la enésima vez que tengo esa esperanza:
La de mi no... desaparición...
Sentir el olor de las flores,
el sabor de las cosas,
el Amor con mayúsculas,
el placer de vivir...
¡Sea donde sea!
Vuelvo a mirar, con emoción,
el bendito cielo,
azul insondable y bello,
que nos cubre en el albor
de una hermosa mañana de abril,
viendo la luna nueva,
y su difusa sonrisa para enamorados,
el corazón suspira con infinita ternura.
*****
Antes de levantarme,
me retrotraigo a mis recuerdos del pasado:
A mis pies... Las Palmas...
parece un enorme y largo brasero de ascuas:
luces vivientes envueltas en el manto mágico de la noche,
durmiendo en silencio con ecos lejanos inaudibles,
a causa del rumor placentero de quien la acaricia sin rubor:
el Atlántico.
Mi mirada vuelve de este viaje sin fin...
Quedo absorto con mis pensamientos,
evocando en silencio los recuerdos de mi mente,
enlazando unos con otros sin principio ni fin,
formando un círculo de luces y sombras,
donde perdido, cual temblorosa mariposa,
vuelo, queriendo salir,
sin conseguirlo.
La Madre Naturaleza se refleja en el espejo del Océano.
El embrujo suave de las luces de neón,
se mueve como si fuese el duende que llevo en el alma.
¡Gran Canaria!
¡Una leyenda hecha realidad!:
Macizos rocosos.
Profundos barrancos, como mi alma.
Zafiros de color azul condensan mis sueños.
Todo es misterio del Yo que llevo dentro.
Vivo soñando.
Soñando recuerdos de un canto de caracolas,
agitando mi corazón,
junto a los médanos dorados de sus rubias playas.
Locura de mis delirios.
Magia del amor de una efímera mañana de...
¡ternura... amor... luz.!.
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