Blog "Ataxia y atáxicos".
Por Diego Sánchez Cordero, paciente de ataxia, de Don Benito (Badajoz).
Extraído (excepto ilustraciones) del blog del autor: Cachos de vida. Fecha 10/09/2012.
Original en: Mi voz no funciona.
Cuando se tienen dificultades para hablar, uno desearía comunicarse con el pensamiento. Pero, por fortuna, hasta ahí no ha llegado todavía la ciencia. Y digo por fortuna, porque sería terrible que nuestros pensamientos estuviesen siempre al descubierto. Con las cantidad de cosas feas que pensamos algunas veces unos de otros.
Sin embargo, en mi caso, pienso con facilidad, y me comunico hablando con mucha dificultad. A la gente la cuesta entenderme cuando no ponen atención, y no tienen paciencia para escucharme. Pongo mucho cuidado en vocalizar lo mejor que puedo, y consigo expresarme con claridad... pero me falla el volumen, que, dependiendo de mi estado de ánimo, es más alto, o más bajo. Son cosas molesta para quien escucha, y para mí: que tengo que esforzarme mucho para hacerme entender. Esto me obliga a aislarme un poco de la gente, pues creo que la palabra une mucho a las personas, y el silencio crispa los nervios, y no quiero ser un compañero silencioso.
Me gusta conversar, pero ahora he de conversar de uno en uno, pues es más fácil atraer la atención de uno que de muchos. Con los que ponen atención y escuchan no hay problemas, pero, ¡son tan pocos...! En las conversaciones de grupo, yo no digo ni pío. Aunque bien pensado, para mí, lo más seguro es no abrir la boca, porque, completando mis frases, hay quien hace interpretaciones libres de mis palabras, que muchas veces son lo contrario de lo que he dicho. Y eso algunas veces me pone en un aprieto. Gracias que quienes me conocen saben que yo sólo digo cosas bonitas.
De todas formas, si yo digo blanco, y mi interprete dice que negro... malo, malo. Algunas veces no conozco, cuando las cuentan, ni mis propias historias. Aunque entienda un tema o conozca la cuestión que tratan, prefiero ser oyente de historias surrealistas, antes que entrar a aclarar nada. Es divertido ver el ardor con que la gente defiende su desconocimiento, o sus equivocaciones.
Cualquiera diría que vivo fuera de los tiempos tecnológicos, porque le tengo pánico a los teléfonos, a los móviles, y a todo lo que funcione con la voz. Me cuesta no verle la cara a quien habla, además de la rabia que siento cuando digo "¡diga!", e inmediatamente enmudece el aparato, como si estuviese preparado para dejar de funcionar cuando le llega una voz fea. Puede que esto sean exageraciones mías, o sea algo de vanidad al querer disimular una voz horrible. Soy humano, y también tengo derecho a sufrir algún complejo. ¡Ojala todo se redujese a eso!.
Como también tengo problemas para utilizar el teclado del ordenador, un amigo me regaló un programa de voz. Lo instalé, y aquello era un cachondeo: el pobre ordenador se pasaba la jornada preguntando si había querido decir esto, o lo otro. Al poco tiempo el ordenador dejó de funcionar, y si no fuese porque soy una persona muy razonable y lógico, hubiera pensado que ni el ordenador había podido aguantar el timbre de mi voz, y acabó volviéndose loco. Y loco sigue.
Hoy cuento estas cosas, porque todavía estoy disgustado con lo que me ocurrió esta mañana. Antes de seguir, y para quien no me conozca, diré que soy un hombre de un seriedad demostrada y, además encima de mi silla de ruedas no estoy para proposiciones indecentes. Pues me pasó esta mañana que, para subir una rampa, le pedí a una mujer, que pasaba cerca, que diera un empujoncito a la silla. Y me contestó: “No, ya he dejado la prostitución”.
¡Las cosas de no hablar claro! Mis respetos a la mujer, y a su pasado.
Respuesta de un comentarista del blog de Diego... cuyo nombre no dispongo de permiso para revelar aquí:
Las personas con las que vale la pena hablar, esas te escuchan, seguro. Respecto a las otras... ¡en el fondo es un alivio no tener que hablar con ellas! Además hay momentos de silencio que no se cambiarían por ninguna palabra: Cuando estás con personas a las que quieres mucho y con las que hay una comunicación especial, puedes pasar tiempo y tiempo sin decir nada, y estar tan bien.
La anécdota de la señora: por parte de ella tiene un punto tragicómico. Esa señora no está bien consigo misma y, cualquier cosa que le digan, se la va a tomar por ese punto de su pasado. Tal vez, cuando le pregunten algo tipo la hora, o una calle, también se sienta aludida y ofendida, y conteste que ya no se dedica a eso.
¡Ah...!, lo de leer el pensamiento... ¡¡mejor que no!!!! Sería un poco peligroso :-)
Video, de dos minutos, alojado en "Vimeo", explicativo de la disartria:
Para iniciar el video, pinchar en el triángulo blanco.
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2- Sección "PowerPoint del día":
Para ver y/o guardar el archivo PowerPoint, alojado en "xa.yimg", y colgado en la lista de correos HispAtaxia por Joan García Fernández, paciente de ataxia, de Valencia, pinchar en: El baile de la vida.
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¡Gracias, Diego.
ResponderEliminar¡Dos iguales para hoy! :-)
Un abrazo.
Miguel-A.
¡Qué bien lo cuentas, gracias Diego!
ResponderEliminarA mí todavía se me entiende, pero en grupo, y con ruido de fondo, también prefiero estar calladina ;-)
Un abrazo:
Cristina (ataxia de Fridreich, asturiana, 53 años)
Esta totalmente a mi gusto la entrada. Gracias, y gracias también por colocar lo que pensaba un comentarista de CACHOS DE VIDA.
ResponderEliminarUn abrazo, también a Cristina.