Blog "Ataxia y atáxicos".
Nota previa del administrador del blog:
Este texto me ha sido enviado por Bartolomé Poza Expósito, paciente de Ataxia de Friedreich, de la provincia de Jaén y residente en Barcelona. Bartolomé me deja claro no ser el autor del texto, y me envía el nombre de la revista, incluso el número de página, de donde lo ha sacado. Tales datos, aquí, se omiten, por parecer irrelevantes. En realidad, idéntico texto aparece internet en varias web's relacionadas con la psicología, siempre sin autoría: ni siquiera se dice lo de "autor anónimo, o desconocido". Lo presentan como "leyenda", o como "cuento indio".
Ésta es la historia de un elefante y una alondra, que eran muy buenos amigos. Por ello, el ave le mostraba al paquidermo los lugares más sombreados para descansar, y, como agradecimiento, el elefante protegía con su imponente presencia el nido de la alondra del ataque de serpientes ardillas rapaces.
Un día que estaban conversando junto a la orilla del río, el elefante le confesó a su amiga:
- No sabes la envidia que te tengo por no poder volar como tú, y, así, poder conocer lugares lejanos.
En respuesta, la alondra le dio una gran alegría, asegurándole que eso era más fácil de cuanto se imaginaba. Arráncose con el pico una pluma de la cola, que estaba a punto de caérsele, y le dijo:
- Aprieta fuerte esta pluma con tu trompa, y, a la vez, agita con velocidad las orejas, arriba y abajo.
Dicho y hecho. El elefante batió sus enormes orejas con fuerza, y empezó a elevarse lentamente por los aires hasta que, casi sin darse cuenta, notó cómo dominaba el vuelo.
Tras recorrer mundo, el elefante volvió, y agradeció a la alondra haberle regalado tal pluma milagrosa.
La inteligente ave le respondió:
- La verdad es que esa pluma no vale para nada, pero tenía que darte algo para que creyeras en ti, aunque tú habrías volado de todos modos”.
Nota posterior del administrador del blog:
Este texto, sea leyenda, cuento indio, o fábula, como todos los relatos de diálogo humanizado entre animales, no dejaría de ser una exageración si lo buscáramos un sentido estricto. Por ello, no se ha de interpretar literalmente, sino extraer la enseñanza de cuanto se quiere decir. Sin lugar a dudas, pienso que alude al enorme beneficio de la autoconfianza... que aunque no sea cuasi infinito, tanto como para poder volar, no deja de ser muy grande. No obstante, habría una segunda lección, puesto que, como el vocablo indica, la autoconfianza actúa hacia dentro, aunque pueda recibir una estimulación exterior. Es decir, todos podemos, y debemos, ser a la vez "elefantes" y "alondras" (receptores, y donantes) de dicha estimulación de autoconfianza, propia, o de los demás.
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Gracias, Bartolomé.
ResponderEliminarUn abrazo.
Miguel-A.
es cierto, todo se aprende, y con con constancia se puede conseguir casi todo, hay que creer en uno mismo
ResponderEliminarbesos Miguel