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viernes, 10 de febrero de 2017

6- Burgos (mi primera visita a la catedral... el Papamoscas)

Blog "Ataxia y atáxicos".
Por Miguel-A. Cibrián), paciente de Ataxia de Friedreich.

Capítulos anteriores de esta serie:

1- Burgos - El Cid // 2- Burgos - 'Cantar del Mío Cid' (audiolibro) // 3- Burgos - El Cid (película del año 1061) // 4- Burgos - Ciudad // 5- Burgos (Catedral)

Decía al comenzar esta serie de artículos, que:

Mi población natal, Villanueva de Odra, pertenece a la provincia de Burgos... y dista de la ciudad del mismo nombre unos 40, o 50. km.

La primera vez que vine a la Burgos-ciudad, en el autobús de la línea viajera que pasaba por el pueblo, fue hacia mis 6 años (o sea, 1960)... como acompañante innecesario de mi abuelo paterno. Y he dicho "innecesario", porque él, que nació con el siglo, a sus 60 años y en plenitud de facultades, no necesitaba compañía infantil para ir a la ciudad a realizar cualquier gestión. Más bien, el motivo para llevarme a su lado, fuera el cumplimiento de alguna promesa del tipo: "si te portas bien, un día te llevo a Burgos".

Con la visión de niño residente en una población rural, con calles de tierra (con animales sueltos por las mismas... gallinas, vacas, ovejas, y perros... y sin más vehículos que algún carro tirado por yuntas), y casas de adobe, la ciudad en su parte más céntrica, con sus calles asfaltadas, su intenso tráfico de vehículos a motor, y sus elegantes y altos edificios, resultó para mí un impacto espectacular... no hubiera podido abrir más los ojos :-)

Por otra parte, todos iban elegantemente vestidos: Ellos eran los presuntos "señoritos", mientras nosotros los típicos "paletos" (situación que borda en su actuación Paco Martínez Soria, en la película 'La ciudad no es para mí')... Constantemente, habíamos de ir preguntando lo de: "¿oiga, y a "XX" por dónde se va?".

Mis imprecisos y lentos dedos de atáxico, me impiden desarrollar a fondo, como hubiera deseado, la descripción de este viaje. Así que me ceñiré a lo concreto: a lo que hoy toca. Dejaré para otra ocasión la impresión de la visión de las imponentes agujas de la catedral, que ya se ven desde el autobús, antes de llegar a la ciudad... así como nuestra curiosa visita al templo catedralicio
.

Y sigo:

Y fuimos a visitar el templo catedralicio... Llegamos poco antes de la 12 del mediodía (no fue casualidad, sino un horario elegido adrede por mi abuelo, aunque yo no supiera el motivo).

La catedral, por fuera, me pareció un maravilla... esbelta... espectacular... casi un imposible: ¿Cómo habían podido subir hasta tanta altura aquellas piedras labradas y colocarlas en armonioso equilibrio?.

Sin embargo, la catedral, por dentro, me pareció totalmente vulgar: Exactamente como la iglesia de mi pueblo... igual, pero en grande... muy grande... Yo, entonces, no sabía valorar ni la historia, ni el arte esculpido en las piedras, ni el de los retablos, ni el de las pinturas, ni el de las vidrieras, ni el de la forja de rejas... Tampoco nadie nos guió, ni explicó absolutamente nada.

Recorrimos capillas y más capillas en un ambiente gélido y de silencio, propio de los templos. La claridad no era mucha: la luz que entraba por los altos ventanales no era suficiente. Había luz eléctrica, supongo, pero en ese horario no estaba encendida... y las velas de los altares, más que luz, aportan tenebroso misterio.

La anécdota de la visita al templo catedralicio, fue que, en cierto momento, mi abuelo, señalando con el dedo hacia arriba, me dijo:
- ¡Mira, mira, el papamoscas!.
- ¿Papamoscas...? ¿Dónde...?.
- Ahí. ¿Es que no oyes las doce campanadas?.

Bueno... a mí esto me parecía una inocentada, y que mi abuelo me estaba gastando una broma: Y es que yo, que algo inconcreto había oído sobre el chisme ése, sin saber si era un objeto real, o ficticio, asociaba la palabra "papamoscas" con una forma despectiva de referirse a alguien que se queda asombrado, con la boca abierta... Por otra parte, me recordaba el dicho popular de "eres más tonto que el Papamoscas de Burgos".

Ignoro a quién, en el siglo XXVIII, se le ocurrió meter estos aparentes muñecos de guiñol dentro de una catedral de estilo gótico.

El Papamoscas de Burgos

El Papamoscas: Extraído de Wikipedia:

En los pies de la nave mayor, a gran altura, se halla un reloj con una figura articulada que, todas las horas en punto, mueve un brazo con el que da un campanazo y abre al tiempo la boca: se trata de un autómata del siglo XVIII, que recibe el nombre de Papamoscas. A su derecha, en un balcón, otro autómata, el Martinillo, se encarga de anunciar los cuartos de hora golpeando las campanas que le flanquean..

*****

A los seis años, uno mira y remira todo, pero no es dado a cuestionarse nada... Ahora, me viene a la mente lo que, en sentido figurado, me dijo el difunto Darío Pérez (atáxico... alias 'el maestro') cuando cerca del año 2000, un grupo de atáxicos y familiares fuimos a visitar la catedral, después de haber comido en un restaurante turístico muy cercano a ella, casi a sus pies (el padre de Darío, aunque él residía en Valencia, era natural de Villahizán de Treviño, una población a tres kilómetros de la mía):
- Miguel, ¡¡esto lo hicieron nuestros abuelos!!.

Bueno... al describir la catedral, hemos hablado de reyes, papas, obispos, y varios artistas que dejaron su sello en la construcción de este templo catedralicio... ¿Pero quién se acuerda de los miles de personas que, a través de numerosas generaciones, movidos por la fe, o no, se dejaron aquí la piel, trabajado por un plato diario de garbanzos para ellos y sus familias...? Ésa es la gran paradoja de este tipo de las magnas obras eclesiales...

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