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miércoles, 7 de junio de 2017

Ensayo breve (o cómo enseñar literatura)

Blog "Ataxia y atáxicos".
Por Vicente Sáez Vallés, paciente de Ataxia de Friedreich, de Zaragoza.

Ensayo breve (o cómo enseñar literatura)

Necesidad de encasillar: no sólo “delimitar”, sino limitar: Recortar, devanar, criticar.

- El ejercicio consistirá -dijo el maestro- en escribir una redacción de tema libre... Y después leerla en voz alta... Finalmente, los compañeros y yo haremos una crítica... un análisis que sitúe la obra en un contexto de estilo y de corrientes literarias.

Las palabras abruptas abrumaban la clase: no dejaban de rebotar una y otra vez entre los cerebros de substancia plástica de los alumnos. Todos los niños suspiraban ante el terror anticipado de que, de un momento a otro, iban a ser devorados. No es que se examinaran de ejercicios imposibles, no. Iban a ser sometidos a su primera crítica literaria.

En medio de la clase verde claro repleta de alumnos de diferentes colores, el profesor tomó rudamente con las garras los trabajos de los miserables discípulos, que temblaban por su condición humana, la cual les revestía de una mayor deseabilidad... Y es que, según el viejo dicho pedagógico: “no hay goce mayor que comer estudiantes”.

- Cuánto más jóvenes son, más tiernos... -añadía un profesor, especialmente amarillento.


El color de las bestias era tan variable que nadie podría asegurar con certeza si eran grises, rojos, verdes... Tal vez fueran pardos... Seguramente eran oscuros, con sus afilados dientes como cuchillos de palmo y medio ... resaltando todo el pavor que absorbían en esos malditos instantes en los que reconocían su presa. Eran enormes bestias de escamas que, grandes, como vacas, abrían sus mandíbulas, y escupían sus babas emitiendo olores a algo sulfuroso.

- Veamos... -la bestia se paseaba entre los pupitres, recopilando el pavor de los alumnos, especialmente sobre los que posaba sus retinas rojas. El maestro se fijaba en sus víctimas de manera cínica y despiadada, tal vez porque ya lo había hecho más veces, con otras excusas-. ¡Tú mismo, Martínez! Léenos lo que has escrito...

El joven, con la mirada resignada y las pupilas llorosas, abrió su cuaderno, y carraspeó en un temblor:

- El mar. El sonido del mar sirve en un sinfín de escuchas al viento y a mis ojos...

- Es una lírica pretenciosa que... -la bestia no se controló y en medio de un chillido del chiquillo, abalanzó su cuerpo, como si de un enorme cocodrilo se tratara, y hundió sus garras en el abdomen del chico con la fuerza y la embestida propias de ese ser maligno. En un movimiento desmembró el cuerpo del niño y, como si fuese un bocadillo de jamón, sonaron los huesos al astillarse entre las fauces de aquel enorme reptil. Luego, rugió, eructó, y exhaló denso humo negro por el hocico.

- El siguiente... -dijo el monstruo, la mar de cínico.

- Érase una vez...

- Una fantasía que hace daño... ¡Cómo los cuentos de hadas!.

- Cuando el cielo exprimía unas nubes que...

- Demasiado surrealismo, carga...

- Mi propia vida es un sinsentido amorfo...

- Antes de engullirte, se me ocurre que lo existencialista-pesimista está pasado de moda. Deberías haberlo trabajado más. Ahora, por favor, quítate los tirantes, porque el latón me da gases.

El reptil se sentó a dormir la siesta tras fagocitar a media docena de alumnos. Estaba en el rincón del aula, donde llegaba menos la luz... Antes de lanzarse a unos temibles ronquidos, sus rugidos enfilaron el sueño digestivo:

- Pasado mañana seguiremos. Mañana descansaremos de este ejercicio. ¿Alguna pregunta?.

Vicente Sáez Vallés
Un alumno de piel blanca llena de pecas, y de pelo rojo, dirigió su voz aguda:

- Señor...

- Sí, dime...

- ¿Qué hay que hacer para ser crítico literario de mayor?.

El maestro-grifón sonrió, si es que se puede llamar sonrisa a aquel gesto:

- Te ha gustado, ¿eh?.

El chico asintió ante las fauces ensimismadas, pero cansadas de la bestia-crítica:

- Debes hacer dos cosas. En primer lugar, debes estudiar mucha literatura, latín, filología, filosofía... y leer mucho. La segunda labor es iniciarte en el arte de la caza cuanto antes.

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Nota final del administrador del blog:

Vicente, el autor, falleció en el año 2006. Para acceder a una breve semblanza del autor del texto (escrita por su hermana, Cristina, también, como él, paciente de Ataxia de Friedreich), hacer click en: Semblanza de Vicente Sáez Vallés.

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