Blog "Ataxia y atáxicos".
Por Vicente Sáez Vallés, paciente de Ataxia de Friedreich, de Zaragoza.
I
Sólo recuerdo aquella fascinación. Fue todo lo que envolvía los instantes en que nuestras miradas se cruzaban absorbiendo las distancias universales. Ahora tengo miedo de que sólo fuera yo el que se fascinaba...
II
Todo el fuego y las pasiones fueron eso: masturbación. Yo te contaba mi autoestimulación, tú reías... y reías. Tú me contabas tus fantasías eróticas, y yo me estimulaba... Nos acostamos dos veces: siempre recordaré que tantas evaluaciones y comparaciones de unos segundos de rubor apenas sirvieron para hacer algo decente, pero tenía el encanto y la fascinación de ser la primera vez que me lo hacía contigo. La segunda no fue muy distinta a la primera, sin embargo tuvo el encanto de ser la última.
Pero todavía siento esa fascinación, y sé que la sentiré con cualquier mujer, porque, siendo sinceros, sólo profesamos amor a nosotros mismos, y aún siendo lo menos promiscuos, sabemos que, como esclavos que somos, tan sólo nos relacionamos con presencias que fascinan.
Luego bajaré a trabajar, y sólo pienso en generar lo cotidiano de mi aparato genital. Lo más ridículo es engañarte con palabras efectivas y hablar del amor, como si me entregara a tu corazón, cuando es esa fascinación la que me absorbe. Si fuera la mentira simple que domina a los humanos... la que dice que nuestro deseo es evidente, que lo podemos medir, y que está en los cerebros maduros, aquella que te hablara... entonces todo sería más sencillo, y sé que tendría problemas para recordarte como hembra a follar, y que no me hubiera fascinado con tu mirada. Pero me sigo fascinando, y el recuerdo de lo generado, sigue generando.
III
El miedo, el horror, el cruel emisor de la verdad, no es la soledad de lo que hemos perdido. Ni siquiera es saber que no te fascine aquello que generamos. Una bocanada de pánico es saber que no sabes nada de mi fascinación.
FIN
Nota: Vicente Sáez, de Zaragoza, "fue" paciente de Ataxia de Friedreich. Falleció hace cuatro años. Le recordamos con uno de sus relatos.
Para acceder a una breve semblanza de Vicente (escrita por su hermana, Cristina, también paciente de Ataxia de Friedreich), hacer click en: Semblanza de Vicente Sáez Vallés.
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2- Sección "PowerPoint del día":
Para visionar y/o guardar el archivo PowerPoint, hacer click en: Inspección.
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3- Sección "Artículo recomendado":
Hoy, en esta sección insertamos un texto humorístico con moraleja, que ha sido posteado en la lista de correos HispAtaxia. Es de autor desconocido.
La importancia de ser puntual:
Al Padre Pascual, en su jubilación, le estaban haciendo, como homenaje, una cena de despedida por sus 25 años de trabajo en la Parroquia. Había sido invitado un político miembro de la comunidad para dar un breve discurso. Como el político tardaba en llegar, el propio sacerdote decidió decir unas palabras para rellenar el tiempo:
- Mi primer impresión de la Parroquia la tuve con la primera confesión que me tocó escuchar. Pensé que el Sr. Obispo me había enviado a un lugar terrible. La primera persona que se confesó, dijo haber robado un televisor... que había substraído dinero a sus padres, y también en la empresa donde trabajaba... además de tener aventuras sexuales con la esposa de su jefe... y, además, que, en ocasiones, se dedicaba al tráfico y venta de drogas. Y para finalizar, confesó haber trasmitido una enfermedad venérea a su propia hermana.
Me quedé asombrado -siguió relatando el sacerdote-... asustadísimo... creí que el Sr. Obispo me había enviado a un infierno terrenal. Sin embargo, cuando transcurrió un tiempo y fui conociendo a más gente, vi que no eran todos tan malos. Por el contrario, vi una parroquia llena de gente responsable... con valores... comprometida con su fe. ¡Y así he vivido los 25 años más maravillosos de mi sacerdocio!.
Justamente, en este momento, llegó el político. Por lo que se le dio la palabra. Se disculpó por llegar tarde, y empezó a hablar diciendo:
- Nunca olvidaré el primer día que llegó el Padre Pascual a nuestra Parroquia... De hecho, tuve el honor de ser la primera persona que se confesó con él.
Moraleja:
¡¡¡Nunca llegues tarde...!!! ¡¡La puntualidad es un hábito valioso!!.
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¡Gracias, Vicente!
ResponderEliminarMiguel-A.
Excelente relato, y si es verdad, mejor todavía. Dicen que no hay placer comparable al del sexo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mi hermano era un romántico empedernido.
ResponderEliminar¡Y muy ligón! Desde su silla de ruedas, era muy interesante a los ojos de muchas mujeres, que valoraban su persona y su cabecita.
Más de una se quedó con las ganas.
¡Lo que a unos les sobra, a otros nos falta!, Cristina :-)
ResponderEliminarMiguel-A.