Blog "Ataxia y atáxicos".
Fuente: "El Semanal". Fecha: semana del 26 dediciembre del 2010 al 1 de enero del 2011.
Original en: Cartas de los lectores
Autora: Cristina Fernández Amado, paciente de Ataxia de Friedreich, de Gijón (Asturias).
Hoy en el blog "Ataxia y atáxicos" colgamos una carta de Cristina Fernández, paciente de Ataxia de Friedreich, de Gijón. Dicha carta ha sido editada en el suplemento dominical Semanal en la sección "Cartas de los lectores". Y a pesar de ser muy resumida, condición indispensable impuesta por la dirección de la propia revista, toca un tema sumamente interesante para nuestro colecctivo de discapacitados.
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2- Sección "PowerPoint del día":
Para visionar y/o guardar el archivo PowerPoint, hacer click en: ¡Gracias por las cadenas de mensajes!.
Es un PowerPoint que, en forma humorística, resulta sumamente instructivo... en especial para los nuevos en el uso de mensajería por internet
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3- Sección "Artículo recomendado":
Hoy, en esta sección pegamos un texto de humor, de autor desconocido, colgado (excepto la imagen gráfica) por Salvador Hernández Arnau, paciente de Ataxia de Friedreich, de Valencia, en el gupo "Ataxia y atáxicos" de Facebook:
Érase una vez un hombre que, luego de pelearse con su última novia, decide ir de vacaciones en un crucero. Lo pasó fabuloso... hasta que se hundió el barco.
Nadó hasta una isla desierta, donde no había nada, sólo bananas y cocos. Después de unos 4 mesesen soledad, estaba sentado en la playa, cuando ve que se acerca remando en un botecito la mujer más hermosa del mundo... excompañera del naufragio. No lo puede creer, y le pregunta:
- ¿De dónde has venido? ¿Cómo has llegado hasta aquí?,
- Remando desde el otro lado de la isla. Yo también naufragué cuando se hundió el crucero en el que estábamos de vacaciones -respondió.
- ¡Es increíble! ¡Que suerte has tenido al encontrar un bote!.
- ¡Oh! ¿Este bote? No. Lo he hecho yo con materiales naturales de la isla. Los remos son de ramas de árboles. Entretejí el fondo del bote con hojas de palmera, y los laterales les hice superponiendo hojas de gomeros. Los dos extremos los recubrí con hojas de eucalipto...
- Pero... ¿y dónde encontraste las herramientas?.
- ¡Ah, eso no ha sido ningún problema. En el lado sur de la isla hay un estrato muy inusual de roca aluvial. Lo trituré y quemé los trozos a una determinada temperatura en el horno de barro que me hice. Se convirtió en una especie de hierro dúctil, y eso usé para hacer las herramientas...
El tipo queda anonadado...
- ¿Qué te parece si remamos hasta mi casa? -le dice ella.
Luego de un rato de remar, llegan a un pequeño embarcadero. El hombre no puede creer lo que ve. Delante suyo hay un camino hecho de piedras lisas hasta llegar a un lindo bungalow pintado de azul y blanco.
Mientras van caminando hacia la casa, ella dice:
- No es nada del otro mundo, pero yo le llamo "mi casa"... Por favor, siéntate. ¿Qué te sirvo para tomar?.
- Nada, gracias. No soportaría tener que tomar jugo de coco una vez más. Es lo único que he bebido en todos estos meses en la isla. No lo soporto.
- ¡Ah!... yo me hice una pequeña destilería para destilar alcohol. ¿Te gustaría una piña colada?.
Tratando de disimular su total asombro, el hombre acepta y se sientan a charlar. Luego de haber charlado un rato y haberse contado sus historias, ella le dice:
- Me voy a refrescar un poco, y a ponerme algo más cómodo. ¿Te gustaría darte una ducha y afeitarte? Hay una maquinita en el armario del baño...
A estas alturas el hombre ya no cuestiona nada. Va al baño, y encuentra una navaja muy afilada hecha de hueso de tortuga con un mecanismo de eslabón giratorio. Piensa: "¡Esta mujer es increíble! ¿Qué más tendrá para sorprenderme?".
Al volver a la sala, encuentra a la mujer vestida sólo con hojas de parra puestas en lugares estratégicos, y oliendo a perfume de rosas. Ella le pide que se siente a su lado...
– Dime -le dice, muy sugestiva y prácticamente echándosele encima-. Somos náufragos durante muchos meses. Has estado muy solitario... yo también... Estoy segura que debe haber algo que quieres hacer inmediatamente... ahora mismo... desesperadamente...
Ella lo mira a los ojos, y parpadea... Él traga saliva excitadamente... se le empiezan a caer lágrimas por sus mejillas, y le dice:
- ¡¡¡No me jodas!!! ¡¡¡No me digas que tienes un televisor, y puedo ver el fútbol!!!.
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Gracias, Cristina.
ResponderEliminarUn abrazo.
Miguel-A.
Apoyo en todos sus términos la carta de Cristina.
ResponderEliminarExcelente.
Un saludo.
Totalmente de acuerdo con Cristina Fernández
ResponderEliminarFELICIDADES CRISTINA!!!
ResponderEliminarLA ELEGANCIA Y EL PUDOR ESTÁN EN TU RESPUESTA
MUCHAS GRACIAS CRISTINA!!!
UN BESO
María Navarro