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miércoles, 28 de noviembre de 2012

Pirro, el incendiario

Blog "Ataxia y atáxicos".
Por Pilar Ana Tolosana Artola, paciente de Ataxia de Friedreich, de Vitoria.

Pirro era un chaval al que le gustaba hacer fogatas al borde del mar. Su fascinación por el fuego era directamente proporcional a su miedo sentido por él: Por eso, siempre montaba sus pequeños incendios en la playa.

Su madre, com las de otros cinco amigos menores que él, se encontraba en un sinvivir, cada vez que no sabían dónde "se había perdido" Pirro. Nerviosa, le pedía explicaciones al "marido florero", que la acompañaba en aquel momento. Todos solían desentenderse del tema de los vástagos... y preferían centrarse en las carnes apretadas de Alfonsina... casi siempre con nocturnidad y alevosía.

El último de sus novios era un bilbaíno, comerciante de Ikea, que, además de grande y bonachón, era muy gracioso. Y a la pregunta de dónde estaba el crío, solía responder:

- ¡Pues en la playa, haciéndose un akelarre, chipirona! ¡Y déjale, qué nosotros sí que vamos a encender nuestra pasión! -decía abruptamente.

A Pirro no había que tenerle miedo con un mechero en las manos, aunque daba terror a las gentes del lugar. Y, simplemente, lo abatían a insultos cuando le veían hacer sus supuestas mezquindades.

En la madrugada de una noche de verano, apareció un vecino del pueblo montado en un caballo... que parecía de la Guardia Montada de Canadá. Y, viendo hipnotizado al absurdo Pirro con una lata de gasolina en lo alto, se abalanzó hacia él para quitársela.

Fue demasiado tarde... y el fogonazo fue tremebundo. El resultado fue que la cola del jamelgo, al intentar saltar en plan héroe, se churruscó: Y empezó a soltar coces a diestro y siniestro, tirando de la ensilladura a su amo... que se deshacía en exabruptos y palabras ininteligibles después.

Magullado, se levantó, y envistió contra Pirro... algo que le dejó sin respiración, como si lo que pronunció el jinete desmontado, fuera la mayor ofensa que pudiera escuchar:

- ¡Mentecato, Pirro! ¡Tu legítimo padre era bombero!.

Y Pirro lloró por lo que le había sentenciado aquel centauro apocalíptico. No podía ser que su propio progenitor fuera el que matara todo lo que festejaba el místico Pirro: el fuego era su único amor.

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Nota de administrador del blog:

Para ver en la página web de "Ataxia y atáxicos" una breve descripción, y cómo adquirirlos, de los siete libros publicados por Pilar Ana Tolosana Artola, paciente de Ataxia de Friedreich, de Vitoria, pinchar en el siguiente enlace: Siete libros de Pilar Ana Tolosana.

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2- Sección "Serie televisiva japonesa subtitulada 'Un litro de lágrimas'":

Notas: Si saliera una barra publicitaria dificultando la visión de los subtítulos, se puede cerrar pinchando en la "X" de la misma... No conviene quitar totalmente el sonido, pues hay números musicales.

Capítulo II, de XI... (47 minutos):


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