Blog "Ataxia y atáxicos".
Por Carmén Ramos Añón, paciente de Ataxia de Friedreich, de Sevilla.
Hoy no hubiera debido levantarme de la cama. Tal que así. Ojalá, de repente, me despertara en mi cama calentita, y me diese cuenta de que todo ha sido un sueño... raro, e increíblemente realista, pero un sueño.
Por primera vez en tres meses he vuelto al gimnasio. No ha estado mal. He perdido un poco de tono por la estúpida lesión de rodilla, pero aún puedo realizar los ejercicios de antes y no asfixiarme en el intento. Lo que me parece poco normal es que todo bicho viviente existente en el gimnasio se acerque a “corregirme”, porque piensan que no tengo ni idea... que no sé hacer nada.
Y lo más grave es que, a los cinco minutos, vuelve el individuo en cuestión, y te lo repite, “por si se te ha olvidado”. Y mi abuela le da las gracias calurosamente a todos. Y claro, yo les digo: “muchas gracias, pero llevo viniendo un año al gimnasio, y ya sé lo que tengo que hacer”. Y pienso, ingenua e ilusa, que con eso, me van a dejar en paz. Pues no, me insinúan que llevo un año haciendo mal las cosas. Y mi abuela, faltaba más, les da la razón.
Incluso una señora, muy simpática, que estuvo hablando sobre mí con mi abuela, interesándose por mi enfermedad, me dijo que dejara de hacer el ejercicio que estaba haciendo, o que cogiera menos peso, porque si la enfermedad avanzaba, tenía que dejar de hacer cosas complicadas. ¿Se puede ser más estúpido?.
Una vez terminado el gimnasio, volviendo por la calle -sudada, asquerosa, e indignada por que la gente juzga por las apariencias... deseando fervientemente una ducha-, me encuentro con mi grupo de trabajo de la escuela, que habían quedado para ver una obra. Me quedé patidifusa. ¿Que han quedado.. y no me han dicho nada? No... espera... mejor... ¿que han quedado, para avanzar el trabajo, sabiendo que yo estaba en el gimnasio? Pues sí. Horrible me parece. ¡Con lo fácil que es escribir por "facebook", o "tuenti"... o, a la antigua usanza, "sms"!,
Por lo visto, están "moscas" conmigo, porque no colaboro en el grupo, porque a ellas les viene bien quedar un martes, a las 12... y a mí no, porque por las mañana tengo que ir al gimnasio. Me parece que es entendible, que yo no voy al gimnasio a charlar con las vecinas. Y para mí es más importarme conservar mi capacidad de movimiento que sus berrinches. Me han dicho “hola”, sin mirarme siquiera, y después han añadido “queremos ir rápido”: Insinuando que no me iban a llevar con ellos. Y se han largado... así, por las buenas.
No entiendo qué problema tiene la gente conmigo. Si tengo pinta de tonta, de retrasada, de mala persona, de cara dura, de mentirosa. O es que soy un problema, o una carga, o qué... no lo entiendo, de verdad. Pero ya hasta me creo que sea problema mío, y culpa mía. Si alguien tiene ideas de cuál es el problema y su solución, por favor, que lo diga.
Ojalá, alguien gritara: “¡Toma 2. Acción!”.
Fuente: El blog de la autora: minukanews
Texto original en: Toma falsa
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2- Sección "PowerPoint del día":
¡Vaya sátira...! :-)
Para visionar y/o guardar el archivo PowerPoint, pinchar en: España en blanco y negro.
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Carmen, me caes bien. Por eso pese a reconocer que soy negao para detectar problemas -y más para buscar soluciones-, me atrevo con un diagnóstico: el problema no está en tí. El problema es de percepción de los demás. Hay mucha estupidez
ResponderEliminarte saluda desde lugo, pakokabarcos
Carmen, corro el riesgo de que me mandes desaparecer por querer aconsejar. Sabes bien que lo hago desde la comprensión de haber pasado por tus vicisitudes… aceptando la distancia ente teorías y prácticas… y sobre todo desde mi visión de casi sesetón… donde te sonríes de pequeñeces que te abrumaron en el pasado.
ResponderEliminarLos amigos incondicionales son muy pocos. Los amiguetes abandonan el barco cuando ya no les agrade. Y no te merece la pena llevarte malos ratos por ello… ni te conviene espantarlos con enfados.
Las observaciones de la gente irán en aumento. La gente crecerá, viéndote decrecer. Probablemente, para ellos, te quedes en niña. Nunca juzgues sus palabras, sino sus intenciones. Son buena gente, aunque no atinen con las palabras. Piensa que te iría infinitamete peor si nadie te dijera nada.
Un abrazo.
Miguel-A.
También para mi era un suplicio aguantar los consejos y las observaciones de la gente, hasta que un día decidir que los diferentes eran los demás, y empecé a decir a todo que sí y después a hacer lo que me daba la gana y pensar: qué os den por..., donde amarga el pepino. Durante 50 años me ha ido muy bien.
ResponderEliminarCarmen, me gusta tú estilo escribiendo.
Un saludo.