Blog "Ataxia y atáxicos".
Por Pilar Ana Tolosana, paciente de Ataxia de Friedreich, de Vitoria..
Nota previa del administrador del blog:
Para adaptarlo al sistema blog, este relato de Pilar Ana, relacionado con la discapacidad, ha sido dividido en tres partes. Aunque a las noticias referidas a la enfermedad suele dáselas prioridad de edición, se intentará editar los tres capítulos en días consecutivos. En cualquier caso, siempre se hará constar los enlaces a las partes anteriores.
El secreto de Pandora (Primera parte).
- II parte -
A la sazón, Pandora se percató de cómo, toscamente, el desdichado niño, que acababa de ser objetivo de la burla de Alvarito, inspeccionaba ocularmente los hierros de sus botas. Sintió repulsión, y ganas de insultarle en aquel
momento. Pero se fue como alma que lleva el diablo, antes de dejar que desbocara su ira, y acabar diciendo algo indebido.
Alvarito era como un pequeño dictador entre todos los niños de esa clase.... que, todo hay que decirlo, eran un poco memos. Lo peor de todo era que los imberbes
éstos, no lo reconocían... y, cuando menos lo esperaban, el destino les daba un desaire tal, que normalmente su vida se veía truncada por cualquier tontería. En
este aspecto, Alvarito era el más maduro de todos... bueno, todo lo maduro que se puede ser con trece años escasos.
Miraba a todos con prepotencia a sus compañeros, como si les estuviera perdonando la vida. Era como si se creyera de raza superior, como si se identificara como intocable.
El flequillo, de un rubio dorado, le caía sobre los ojos de topacio negro, y resoplaba de vez en cuando para que se dispusiera donde no molestara de una forma
natural. La naturalidad da sencillez, la sencillez, elegancia, y la elegancia depende de cómo se lleve... belleza original, o zafia chulería.
Sin duda, lo de Alvarito era chulería.
Incluso los granitos precoces de la sigilosa pubertad que se le acercaba, eran motivo de anticipación hacia ese estado en que los niños tanta prisa
tienen por llegar: el de hombre, angustiado por el paso del tiempo. Esta coletilla no la saben. Por eso, nunca apreciarán el estado principiante de proyectos en el
que se encuentran.
La vanidad precoz de este crío, a Pandora le fascinaba. Nunca reconocería que en clase, al estar Alvarito sentado delante de ella, miraba su
perfecta y recortadita nuca durante horas, sin hacer caso de lo que decía la profesora desde su mesa subida en la tarima.
La inmensa mayoría, dos tercios de la clase, eran chicas que negaban estar locas por este jabato. Sin embargo, Pandora sabía de tres o cuatro que realmente no
estuvieran impresionadas con la jactancia e insolencia de Alvarito. No obstante, el niño prefería a las chavalitas de sexto, que ya empezaban a tener curvas... y
dejaban de estar tan planas... como la enjuta Pandora, embutida en su uniforme azul.
El catorce de Febrero, día de los Enamorados, Pandora le escribió a Alvarito una carta de amor.
Antes de terminarse el recreo, iba a deslizársela en el pupitre,
pero al resto de las compañeras que estaban coladas por él, se les había ocurrido lo mismo. Y, cuando llegó, se encontró el escritorio lleno de papeles. Entonces,
pensó que tendría muy pocas posibilidades frente a las demás, y fue a tirar su carta a la papelera.
Por el camino, se topó con Alvarito, y éste le arrebató la carta de las manos, y
comenzó a leerla en silencio. Cuando hubo llegado al final, levantó la vista, besó las mejillas de Pandora, y finalmente la dio un ósculo en la frente:
- Quien acabe contigo, tendrá mucha suerte... pero debes elegir bien al que merezca la pena gozar de un minuto contigo -y con estas palabras, Alvarito muy serio, abrió
su mesa, cogió, ordenadamente, todas las misivas románticas de las otras féminas, y tiró todas a la papelera, sin leerlas siquiera; rompiendo los corazones de las
damiselas que lo contemplaban para ver si se emocionaba, y buscaba la mirada perdida de alguna de ellas.
Pandora solía desilusionarse al no hallar en su pupitre ninguna muestra de amor aquellos amorosos días. Sin embargo, ese día su sonrisa era de verdad, por
primera vez... y nunca más sintió ser diferente por los hierros de sus piernas. Alvarito resultaba encantador hasta con sus negativas, y ésta era una
característica continua en él.
Sumida en estos dulces pensamientos, Pandora no advirtió que había que sacar las frases traducidas al inglés, que el día anterior, la profesora les había dictado
como deberes para casa. A Alvarito, la maestra le mandó a la pizarra a escribir la primera frase. La segunda le iba a tocar a Pandora. Al ver a Alvarito en el
encerado, ella supuso lo que iba a pasar: que luego la tocaría a ella. A toda prisa sacó el cuaderno con las frases. Mientras corregían la primera, Pandora en su
sitio, resolvió la que le iba a tocar.
- ¡A ver, Pandora!, ¿has hecho hoy los deberes? -interrogó la profesora, mirándola de soslayo.
- Claro, señorita -afirmó Pandora, admirando la ironía con la que la profesora hacía la pregunta.
Tapando el cuaderno con el pecho para que no se pudieran ver los espacios en blanco debajo de las frases copiadas en castellano, se centró en calcar con la
polvorienta tiza "the green car is at home". Luego, se dio la vuelta, para que todos pudieran ver lo escrito en la pizarra. Entonces, por la ventana, pudo ver a una
mujer delgada, enfundada en unos vaqueros. Era tan rubia como Alvarito, pero con el pelo más largo.
Lo primero lo que recapacitó fue en que su madre la
hubiera ido a buscar.
(Continuará mañana).
**********
Notas del administrador del blog:
1- En el enlace: http://www.ataxia-y-ataxicos.es/ESCRIT/V-PIANTO.htm, puede hallarse la descripción y forma de adquirir los ocho libros autoría de Pilar Ana Tolosana.
2- No obstante, la penúltima novela de Pilar Ana, 'El circo de la noche' también puede adquirirse en la Tienda virtual de STOP-FA... donde se vende, por Internet... y cuyos beneficios de venta se destinaran íntegramente al proyecto de investigación en Ataxia de Friedreich.
********************
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Gracias, Pili.
ResponderEliminarUn abrazo.
Miguel-A.