Por Mayte P. V., paciente de Ataxia de Friedreich, de Valencia.
Mayte P. V. |
Hoy os presento a una nueva artículista en el blog: Se llama Mayte P. V., paciente de Ataxia de Friedreich, de Valencia.
La música ha sido un añadido mío (del administrador del blog... que no sabe distinguir entre el sonido de la flauta y el rebuzno del burro). Si el experimento no funcionara, echadme a mí la culpa :-)
Ahora elegimos una música de ensueño, según nuestro gusto. Cualquiera de los grupos, o cantantes actuales, sirve para tal fin... también da igual el género musical elegido, heavy, pop, clásica, rap... Lo unico necesario e indiscutiblemente es la participación de instrumentos de viento, dando igual el grado de sonoridad. Por muy sutil que sea, nuestro subconsciente será capaz de percibirlo.
Para escuchar la música, pinchar en: Flor de luna (de Carlos Santana).
Tranquilamente damos play. Y adoptamos una postura cómoda para nosotros.
Ponemos el sonido muy bajito, para no distraer nuestra tenue voz interior, que debe transportarnos a un paisaje como este de la imagen. A todo esto, cerramos los ojos muy suavemente, y sin fuerza. Sin olvidar nuestra respiración, constante y profunda. Así ayudamos a nuestra imaginación, en el traslado.
Ojos cerrados.
Respiramos profunda, y tranquilamente.
Y siguiendo el regular ritmo de nuestro soñoliento respiro, nos damos cuenta de que estamos sintiendo la suave brisa, procedente de estas bellísimas montañas, que en ningún momento hemos apartado de nuestra mente: ¡Formamos parte de la imagen retratada en nuestra mente! ¡Somos los mejores! Relajadamente, somos capaces de respirar lenta y pausadamente, como es debido... y, sin dejar de seguir nuestra voz interior, hablarnos lenta y calidamente (con mimo)... lo cual nos ha trasmitido una paz y un sosiego, incomparable con nada. Hemos llegado a un gran nivel de rélax: estamos bien... seguros y tranquilos. Somos felices... y asi, tenemos inteción de seguir. Escuchamos aún esa música ensoñadora, que inevitablemente llega a su fin.
Cuando estemos listos, abrimos los ojos lenta y cuidadosamente. Y, ya podremos seguir nuestra vida normalmente, pero con más afán, desahogo, y entusiasmo.
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muy lindo
ResponderEliminarGracias, Maite.
ResponderEliminarEsperamos ver con frecuencia artícuos tuyos en este blog.
Un abrazo.
Miguel-A.