Por Vicente Sáez Vallés, paciente de Ataxia de Friedreich, de Zaragoza.
Nota del administrador del blog:
En este momento, estoy un poco saturado de textos susceptibles de convertirse en artículos del blog. O sea, hay más longanizas que días. Pero eso son cosas del azar. Pasará la racha, y otra vez habrá que rebuscar algún hueso para dar sabor a los garbanzos del puchero... Advierto esto para que nadie se impaciente esperando ver su artículo editado en el blog. Todo se "andará", o "rodará" :-)
En realidad, en principio, esta pequeña serie de textos que, mediante enlace, iba a ocupar un solo día, ahora ocupará cinco... a ser posible, en días consecutivos... Como razón, aduciré que el humor irónico y satírico de Vicente bien vale la pena ser reproducido en lugar de enlazado. No obstante, como tenía previsto, también lo he colgado para quien desee hallarlo sin particiones, ni "continuará mañana"
Para acceder al relato en su integridad ... en archivo ".doc", de Word, tal y como lo dejó Vicente antes de morir, pinchar en: Relato 'Pendientes de Pensión II'.
4- El rescate (Pendientes de pensión, II)
Vicente Sáez Vallés |
- ¡Bueno! –puf, ahora con la bata blanca de limpiar la bici… y acento mexicano…
Entra Manín y saluda a la recepcionista:
- ¡Hola! Vengo a por… Tino Ondívil… -Manín pasó el dedo por su cuaderno.
- Debe de haber un error, lo ha traído la policía. –Detrás de la barra de recepción había una chica muy mona, pero con la blusa azul mal abotonada.
- Sí… eso es… Me lo llevo a testificar.
- ¡Oh! Ha de haber una orden judicial… -exclamó preocupada la joven, mientras se ajustaba las gafas, propias de una secretaria del programa televisivo 'Un-dos-tres'.
- No tenemos tiempo, bonita.
- Lo siento… -habló impasible la chica al comprender que Manín le metió prisa, pero como si tal cosa.
- Aquí viene el policía… Son los americanos en lo del terrorismo… -cuchicheó Manín jugando la baza de que Abraham era negro y siempre intimidan más ante tanto rostro pálido.
Llegó resuelto Abraham con traje negro, y hablando en inglés por un teléfono móvil…
- ¡Sargento Peláez! –Manín se cuadró.- ¿Tiene al testigo?.
- Hay problemas burocráticos –la chica de recepción se vio abordada, y quiso delegar las responsabilidades.
- Déjeme a mí… -Abraham se mostró seguro de simular a un agente de la inteligencia norteamericano.
La recepcionista llamó al guarda jurado... y Abraham le enseñó el carnet de la piscina, y convenció al representante del orden.
- Sí, son americanos… De acuerdo…
El guarda abrió una puerta con una llave del cinto, que, por cierto, le costó una eternidad encontrar, y llamó a Faustino. Los tres partieron como alma que lleva el diablo.
- ¿Te han dado alguna pastilla?.
- Sí –Tino se sacó 3 ó 4 de debajo de la lengua- pero no me las he tragado.
Al llegar a la furgo todos saludaban, palmeaban, sonreían a Tino, que, extrañado, dijo antes de subir al coche:
- No sé, tengo la sensación de que me olvido algo.
En ese instante se oyó la cadena del váter. La novia salió pronto con un “pronto” bajo el brazo, y, de pronto, vio abierta la puerta de la sala dónde estaban encerrados Tino y ella.
-¡Eh pronto, qué se van...! –gritó el guarda uniformado, pero con su camisa, azul y mal abotonada, también.
La novia, mientras corría, les hizo señas para que pararan.
- Venga, Mariluz –dijo Pepejuán-. Al bar…
(Continuará)
Nota segunda del administrador del blog:
Vicente falleció en el año 2006. Para acceder a una breve semblanza del autor del texto (escrita por su hermana, Cristina, también, como él, paciente de Ataxia de Friedreich), hacer click en: Semblanza de Vicente Sáez Vallés.
********************
Feliz fin de semana.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Vicente.
ResponderEliminar