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martes, 24 de marzo de 2015

Una silla de ruedas en el descansillo - In memoriam... Darío Pérez de la Torre

Blog "Ataxia y atáxicos".
Por Miguel-A. Cibrián, paciente de Ataxia de Friedreich, de la provincia de Burgos, y Darío Pérez de la Torre, paciente de ataxia paraneoplásica, de Valencia.

Este artículo es una continuación. Para acceder a la primera parte, pinchar en: http://ataxia-y-ataxicos.blogspot.com.es/2015/03/el-aviador-que-se-libero-de-la-ataxia.html

Darío y yo éramos totalmente diferentes. Si bien, tal dicción sólo es una forma simple de querer explicar algo complejo: Las vivencias tienen muchísima influencia en eso que llamamos forma de ser. Y él contaba con una vida muy intensa... mientas yo no he salido de la rutina y de la nada, o casi nada: interno en colegios religiosos... estudiante para cura... Ataxia de Friedreich desde la adolescencia... y aterricé en una diminuta población rural destripando terrones y ordeñando vacas.

Darío y Pepe. (Jornadas de FEDAES, año 2002)
No obstante, la vivencia de Darío con mayor peso llego con ataxia. De estar ya desahuciado por los médicos a causa de un cáncer de pulmón, pasó a quedarse atáxico, pero sin cáncer. Eso le hacía sentirse por encima del bien y del mal, no tener pelos en la lengua, y ponerse el mundo por montera.

Para mí ha sido como un padre en este campo de web’s y foros de ataxia. Y, como hijo rebelde, hice poco caso a sus consejos sociales. El tiempo me ha enseñado que no le faltaba razón. Aún así, sigo en mis trece... porque si dejamos de lado la utopía, no vamos a ninguna parte... Aunque, en el fondo, no ignoro que la utopía y los gusanos de aliarán un día para comerme.

Darío tenía la carrera de ‘Historia’... futbolista (jugó en el filial del Real Madrid hasta una grave lesión)... era piloto de aviación... hablaba cinco idiomas... incansable viajero... y ciudadano del mundo: Nació en Toledo... y vivió en Cádiz, Madrid, Amsterdan (Holanda), Valencia, y en varios países de Hispanoamérica.

Mi relación con él, últimamente ha sido muy escasa. Creo que intentaba alejarse de este mundillo atáxico, y yo respetaba su decisión. Para colmo, aunque en los medios informáticos no lo dejara ver, yo me había hundido, y para quejas era mejor callar. Su teléfono estaba inactivo. La última vez que me contestó por e-mail, me dijo estar viviendo en Madrid. Y finalmente, regresó a Valencia a morir.

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Darío era tan locuaz hablando, como escribiendo en los mensajes de la lista. Contaba numerosas anécdotas de su existir, vivido con intensidad. Están almacenadas entre los mensajes de la lista, pero buscar allí sin tener referencias claras sobre fechas del escrito, ya es garantía de romperse la cabeza para no hallar nada...

En este momento, viene a mi memoria la anécdota de lo que le sucedió acompañando, como cicerone e interprete al embajador de un país latinoamericano y a su esposa en una gira por Europa. Venían de Alemania, donde visitaron algunos campos nazis de concentración. Llegaron a Roma, y el siguiente monumento a visitar fue 'El Coliseo Romano'. Y la inculta señora del embajador soltó:

- ¡Qué bárbaros eran esos alemanes! ¡Hay que ver cómo la aviación dejó a esta pobre plaza de toros!.

Este otro texto que sigue es más fácil de hallar, por haber sido reproducido en la sección de experiencias de ataxia de la página web. De todas formas, ya ha pasado por el blog. Siempre hay nuevos lectores... y a quienes ya lo conozcamos, nos servirá de recordatorio de la persona de Darío:

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"¡Maldita silla!": (Por Darío Pérez de la Torre, paciente de ataxia paraneoplásica, de Valencia.

Darío y su hijo (en su casa de Valencia)
Cuando ocurrió este suceso, mi hijo, que ahora tiene 28 años (dato actualizado), tenía solamente cuatro y algunos meses.

Por aquel entonces, apenas hacía un año que yo había comenzado a utilizar la silla de ruedas. Respecto a la silla, el desenlace de mi enfermedad había sido muy brusco: De caminar y correr casi con normalidad, pasé a convertirme en usuario de una silla de ruedas. Y he dicho "casi con normalidad", porque tenía un cáncer de pulmón que hasta aquel momento ignoraba. Fueron unos meses de diferencia: en dos o tres meses, pasé de gozar de buena salud, a la necesidad de utilizar una silla de ruedas.

El crío debió oírme muchas veces utilizar palabras entre queja y maldición contra la silla: Algo así como "¡maldita silla!". La mañana en que ocurrió el suceso, mi mujer había salido de compras, y nos había dejado durmiendo.

Sonó el timbre de la puerta, desperté... fui a levantarme, pero la silla no estaba al lado de mi cama, como era costumbre. El timbre siguió sonando insistentemente. Vino a mi habitación el niño en pijama, y le pregunté:

- ¿Dónde está la silla? ¡Búscala, y tráemela!.

- No hay más "maldita silla" -respondió el niño-. Papá, levántate, ya no hay "mierda de silla". Yo te enseño a andar, mira.

El timbre no paraba de sonar.

- Darío, hijo, ve a la puerta y grita -le pedí.

- ¡No puedo abrir! ¡No pasa nada! ¡Ahora vendrá mi mamá!.

Llamé por teléfono a un vecino, y le expliqué lo que dentro de casa sucedía.

Todo lo que en realidad ocurrió fue que, al salir mi mujer, no había cerrado bien la puerta... el chaval se despertó, y vio a su padre (a mí) dormido, y a su lado la "horrible causante de que su papá no pudiera andar"... y se la llevó a la puerta, abrió, y la tiró escaleras abajo. El timbre lo habían hecho sonar el portero y unos vecinos que se habían encontrado la silla volcada en un descansillo.

Después de aquel suceso, nunca más me ha oído nadie denostar a ninguna de mis queridas sillas: Manola (en honor a moverse manualmente), y Gary (a la de baterías en recuerdo del Americano sentenciado a la silla eléctrica).

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6 comentarios:

  1. ¡Hasta siempre, Darío!. Pronto os veremos.
    Os acompaño en el sentimiento, Alma. Un abrazo para ti, y recuerdos para Dariete.
    Miguel-A

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  2. ¡Cómo lo siento!
    Un abrazo apretado para Dariete y Alma. Me gustaría hablar con vosotros, mi e-mail es: feramado@telecable.es

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  3. Miguel. Siente descorazonarte, pero Dario nunca tomo parte del Real Madrid, o del equipo afiliado ni fue aviador, puede ser que hablara varios idiomas. El estuvo en la academia de aviacion, pero no se graduo. De verdad siento romperter el globo y el recuerdo que tienes de el.

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    1. COBARDE!, atrévete a decir quien eres, te resulta fácil hablar de mi Padre ahora que ya no está verdad?. En vida... ni te atreves. Y a Miguel Ángel el recuerdo que tiene de mi Padre no lo va a cambiar nadie y menos tu con tus rebuznos, porque hablar es otra cosa estúpido anónimo. Ni lavándote la boca mil veces eres digno de pronunciar ni una sola palabra de El Ilustrísimo Señor Don Darío Pérez de la Torre, Mi Padre.

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  4. No sé a quién respondo. Sé algunas cosas de Darío. Uno no debe decir las cosas oscuras de alguien ya fallecido. Ya nada importa. Los recuerdos, nuenos o malos, revierten uno mismo. Como todo ser humao Darío vivió con sus contrastes... el que esté sin fata que tire piedras, que yo no.
    Ni Dario ni yo hemos dicho nunca que estuvo en el Rea Madrid, sino equipos inferiores del Castilla (infantiles o juveniles). Y de aviador... pues depende de como lo entendamos... estudio en el ejercito, y no se si aviacion civil le conmuto el título o no, pues sabes que tuvo problemas penales (tampoco se escondió de decirlo). El jamás hablo de vuelos comerciale, a lo más que es haber fumigado campos con avionetas.
    Y por supuesto se de de sus dos matrimonios y dos divorcios.
    Ya nada importa.
    Miguel-A.

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  5. Por supuesto, que nadie va a cambiar mi/nuestro recuerdo de Darío (en e foro de atáxicos era conocido como "el maestro". Ese de ataxicos es mundo (de náufragos... enfermos degenerativos). La mayoría de nosotros éramos atáxicos de inicio en a niñez o en la adolescencia... casi sin pasado.. ni futuro. Él era mayor, pero lo aceptamos y se acopló perfectamente a nuestro mundo.
    No lloré cuando se fue... desde este raro mundillo la vida se ve de otra forma. Ahora sí estoy lloando. ¿Por Darío, o por mí...? No lo sé.
    Un abrazo, Nieves.
    Miguel-A.

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