Blog "Ataxia y atáxicos"
(Por Maria Blasco, escritora y paciente de Ataxia de Friedreich, de Pamplona).
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http://www.mariablasco.com.es/
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Dedicatoria A mis padres: José Luís y Mª Antonia, por su amor, apoyo, paciencia, comprensión, y por enseñarme lo que puedo conseguir por mi misma.
"A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a volar. A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido". (Gabriel Chevalier).
"En el fondo de nosotros mismos siempre tenemos la misma edad". (Greene, Henry Graham ).
EL PORQUÉ DE ESTE LIBRO: "BOSQUEJANDO RECUERDOS"
Larrasoaña fue una población ligada a la Ruta Jacobea que surgió probablemente en el siglo X en torno al monasterio de San Agustín de Larrasoain (...) En el siglo XII el rey Sancho VI El Sabio concedió a los francos que se habían asentado en aquel lugar el fuero de Pamplona denominándose a la población Hiriberri (Villanueva en castellano) y en 1212 aparece mencionada ya como buena villa.
Durante siglos la historia de Larrasoaña ha corrido paralela a la del valle ya que aunque situada en el corazón del valle, no pertenecía administrativamente al mismo hasta el siglo XX. En el siglo XIX Larrasoaña se transformó en municipio y finalmente en 1928 se unió a Esteríbar y es el pueblo del valle que cuenta con un patrimonio monumental más rico.
Hace un año que murió Bernardo Irisarri de 98 años, un hombre archiconocido para todos los personajes que figuran en este relato. Oriundo de un valle pirenaico de Navarra, el valle de Esteríbar. Más concretamente, de Larrasoaina, el pueblo protagonista de esta obra que ignoro cómo calificar. No se trata de una novela de ficción, ni simples memorias, ni es un trabajo etnográfico. Me atreveré a señalarla como una “novela etnográfica” aunque desconozco si existe ese género porque está basada en testimonios orales que he recogido pero que posteriormente he novelado con mi propio estilo.
A los pocos días de su muerte, fui consciente de que una generación (y no sólo una generación sino una forma de vida totalmente diferente de la nuestra) que he tenido la suerte de conocer, estaba desapareciendo. Como es natural, el pueblo está transfigurándose; se urbaniza, se moderniza, va creciendo, y poblándose de gente que no conoce las memorias entrañables que mi generación guarda en el recuerdo.
Sé que no hay manera de transmitir nuestra niñez, y tampoco es eso lo que pretendo aunque no quiero dejar que los protagonistas de mi infancia, la generación de nuestros mayores se borre en el olvido. Tampoco es mi intención que este libro sea meramente un estudio etnológico, sociológico, o un ensayo aburrido que no consiga conservar ni transmitir la historia de la sociedad de Larrasoaña de 1975-1995 (a pesar de que me remonte también a años anteriores que la marcaron profundamente).
Para conseguir esto, opto por un lenguaje correcto: característico en la figura del narrador pero coloquial en las variadas ocasiones en las que se nos traslade directamente, a esos años que nos acercan sentimentalmente a los vecinos que residían y animaban la villa.
Insisto, por una parte estaban los antiguos pobladores de Larrasoaña que trataré de convertir, y tipificar, pues opino que sus rasgos característicos son comunes en la mayoría de pueblos navarros y de cualquier otro sitio; sin embargo, por otro lado surgían los nuevos pobladores que actualmente, son ya “de siempre”; los que provenían de la ciudad. Yo, personalmente, soy una de esas.
Recuerdo que hace unos 10 años, realicé un estudio etnológico sobre la medicina natural allí, en Larrasoaina. Y, desde luego que resulta una tarea muy interesante, sin embargo, soy consciente de que estas cosas no se filtran al saber popular ya que solamente, las personas interesadas son receptoras de esos estudios. Aspiro a lograr que los personajes, individuos, tipos y demás protagonistas, no sólo vivan en la memoria de los que los conocimos, y que de alguna manera sobrevivan a la muerte física. Subrayo que esa es la razón principal que me ha movido a escribir esta obra y por ello intentaré que el relato sea sencillo, ameno y en ocasiones, humorístico y, de este modo, conseguiré una narración de fácil lectura y al alcance de la gran mayoría.
Ambiciono también, que de vez en cuando se asome una leve sonrisa a nuestros labios, sobre todo en aquellas ocasiones en las que recordemos otras situaciones parecidas, que aunque no hayan sido exactamente las mismas que las que cada uno de nosotros ha vivido, sí que se asemejan a las que muchos lectores han compartido conmigo durante “aquellos maravillosos años”. Por eso, procuraré sin malicia ninguna, transmitiros la realidad aunque de forma subjetiva, con un pequeño matiz que creo que debo avisar para que no coja a nadie de sorpresa: utilizaré mis ojos de niña de aquel entonces. Por supuesto, les añadiré una nueva visión apoyada en vivencias posteriores o averiguaciones que me han ayudado a comprender mejor la historia; a ver la evolución que hemos sufrido junto con el paso de los años, a objetivar y también a dar forma a mis difusos recuerdos.
Entiendo que sobra decir que los niños no son malos pero sí muy traviesos y a veces llegan a quitar la paciencia a un santo. La conducta infantil no obedece a la perversidad, sin embargo, puede hacer mucho daño porque acostumbra a salpicarse de crueldad (según la opinión adulta). Además de todo eso, el ser humano tiende a seleccionar sus recuerdos que habitualmente, son borrosos. Existe una inclinación a figurarse lo que no se percibe muy claro, no juiciosamente; de este modo, la realidad objetiva queda bastante trastocada.
Antiguamente, la transmisión de la historia, la sucesión de los acontecimientos, anécdotas, individuos peculiares e inolvidables, pasaban a hacerse un hueco en la tradición oral y esa información corría de boca en boca, de generación en generación.
Ahora, todo eso es más difícil porque... hay muchísimas razones de que eso ya no suceda: porque existen múltiples formas de ocupar el ocio que continuamente nos mantienen ocupados tanto a adultos como a niños, porque un crío no aguanta dos horas escuchando historias de viejos, porque los mayores no tenemos tiempo para malgastarlo, porque preferimos estar dos horas viendo la televisión que transmitir nuestra historia a los niños, etc. Por tantos y tantos motivos que podrían enumerarse...
Probablemente, me olvidaré de algún vecino; lo siento pero haré una memoria de lo que recuerde y, por supuesto, puede ser que pase a alguien por alto o que no conozca bien a la persona en cuestión, o que no considere oportuno describir.
Para comprender bien el fundamento de la sociedad en aquel período, primero habría que rememorarlo con la mayor autenticidad posible, analizando poco a poco cómo resultaba y cómo estaba compuesta la sociedad de 1975.
En esos años murió la dictadura en España. Esa época, por supuesto, no la recuerdo muy bien. Era bastante pequeña y por aquel entonces yo no sabía ni quién era Franco, nada de nada. Así, que no explicaré el contexto histórico-político; no porque no lo considere importante sino porque no voy a abordar el tema político en absoluto.
En aquel período empezaba a surgir la clase media en Navarra pero claro, por aquel entonces, la clase media en general, era mucho más pobre que la actual.
A mediados del siglo XX, ya se empezaba a industrializar la provincia y esto, conllevó a que la gente del ámbito rural saliera y se dirigiera a la ciudad. Como consecuencia, los pueblos fueron menguando en población y cada vez había menos niños y jóvenes que le aportaran vitalidad.
Esta realidad trajo consigo que los antiguos moradores del pueblo entregaran sus viviendas y terrenos a bajo precio puesto que lo que vendían era ya “viejo” y tenía poco valor. Lo que por entonces estaba de moda, era lo nuevo, lo de la ciudad, lo moderno. Aquella fue la principal motivación por la que los aldeanos se apresuraron a liquidar sus propiedades a bajo precio.
Para paliar esta situación y conseguir que la inmigración no fuera tan abrumadora el Gobierno de Navarra se comprometió a subvencionar una empresa en el valle (que se había creado en 1945 y era la primera empresa española que se dedicaba a la extracción de magnesita). Necesitaba una fuerte inversión para hacer frente a la nueva revolución que se había dado en el sector a partir de 1970 y ofrecía varios puestos de trabajo que aportaban actividad industrial en el valle. La fábrica a la que aludo era concretamente, Magnesitas de Navarra, ubicada en Zubiri y que todavía, hoy permanece en activo en dicha localidad a tan sólo 6 kilómetros de Larrasoaina. Esta medida no consiguió evitar el movimiento pueblo-ciudad, pero sí hizo más ligero el problema.
Ante el abaratamiento de los inmuebles rurales, los jóvenes matrimonios urbanos por aquel entonces, empezaron a comprar estas casas antiguas y rústicas. Ellos sí que valoraban la posesión de un terreno en el campo que sirviera de escape a los agobios de la ciudad y la de un edificio antiguo en el que enraizar sus futuras generaciones. Quizá, movidos por la idea de la sencillez y la idílica sensación de convivencia de aldeas, pueblos y villas, se aventuraron a realizar tal inversión.
Los habitantes de Larrasoaña en 1970, se dieron cuenta de que la localidad había envejecido mucho, que ya no quedaban niños pequeños ni familias jóvenes que le aportaran vida; así que, lógicamente acogieron con mucha alegría a estos nuevos vecinos. Por ello, a partir de 1975, se advertía en la villa distintos tipos de población; una, la natural del lugar ya, en su mayoría envejecida, y otra, originaria de Pamplona que regeneró la villa.
En aquellos años empezaba a ser común que las familias de la clase media, la que empezó a emplearse en la industria, poseyeran el dinero suficiente como para poder salir de veraneo a la playa: Benidorm, Salou, Peñíscola, Comarruga.... Otros preferían invertir ese dinero en hacerse con una propiedad en un pueblo, para pasar allá el fin de semana y los meses de verano.
Nota: El prólogo continuará mañana, con una segunda y última parte, en este mismo blog "Ataxia y atáxicos".
Venta del libro "Bosquejando recuerdos": El libro se vende en las librerías de Pamplona, el corte inglés, elkar... Por internet, a 20 euros, en http://www.auzolan.com , y en http://www.elkar.com , y en Canarias, en una asociacion benefica deportiva: http://www.triwww.com
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Si estuvieras triste.
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Gracias, Maritxu.
ResponderEliminar¡Parece un libro prometedor... y más aún para quienes somos de pueblo!.
Un abrazo.
Miguel-A.