La pagina web de "Ataxia y atáxicos" (información sobre ataxia, sin ánimo de lucro) es: http://www.ataxia-y-ataxicos.es/


miércoles, 19 de marzo de 2014

Desdibujando la vida (segunda parte)

Blog "Ataxia y atáxicos".
(Por Cristina Sáez Vallés, paciente de Ataxia de Friedreich, de Zaragoza).

Nota del administrador del blog:

Ha sido preciso, aunque hubiera preferido no hacerlo. Me refiero a dividir en tres partes este precioso relato de Cristina. Y es que tiene sentido al completo… y trocearlo en capítulos, aunque sea en días consecutivos, me parece desvirtuar la narración… ¡Pero así es un blog!... aunque técnicamente no habría límite de espacio, se ha de ir poco a poco… a diario. Por ello, pondré enlaces a los capítulos anteriores para que nadie pierda el hilo de la historia.

He hablado de una narración preciosa… sí, lo es, con cualquier elogio, me quedaría corto. Yo, que soy un atolondrado escribiente, no sé si Cristina es un genio, o hoy sus musas han estado espléndidas, y le han hecho escribir entre líneas. Y es que esto tiene miga. A cualquier crítico literario le daría pie para hablar y no callar… más allá incluso del tema de la discapacidad y sus adyacentes psicológicos. Solamente el titular: ’Desdibujar la vida’, daría juego a todo un análisis literario.

Para recordar el capítulo anterior: Desdibujando la vida (I parte).

Cristina Sáez Vallés
Dos semanas después, María tuvo un accidente con el coche cuando volvía del instituto. Llovía a cántaros y las ruedas patinaron. Chocó contra un camión. El vehículo quedó destrozado, hecho un amasijo. Costó más de dos horas rescatarla. La llevaron rápidamente al hospital, donde la operaron de urgencia… y estuvo una semana debatiéndose entre la vida y la muerte.

Cuando despertó, María tenía fuertes dolores en el pie derecho. Lo curioso era que ella no tenía pie derecho: Le habían amputado la pierna derecha por encima de la rodilla.

Dos años después… dos años intensos, de mucho llorar, de mucho dolor y sufrimiento, de mucha rehabilitación, y muchas sesiones de psicología para aprender a vivir con una pierna ortopédica, decidió volver a trabajar… ahora con sus inseparables compañeras, las muletas. Aunque, poco a poco, podría dejar de usarlas, al menos llevaría sólo una.

Y hoy era su primer día de clase. Quizá no había sido buena idea la de volver a trabajar… Quizá todavía no estaba preparada… Quizá nunca lo estaría… Le estaba resultando más difícil de cuanto creía.

Enrique casi volaba en su silla de ruedas eléctrica. Siempre iba a toda velocidad. Sin embargo, cuando llegó a la puerta del centro se paró un momento a hablar con el portero. María pensaba que ese chico y ella tenían muchas cosas en común: A los dos gustaba dibujar, y era algo que los dos hacían divinamente… y les gustaba correr: Él, en su vehículo portátil e inseparable: Su silla de ruedas eléctrica, último modelo, de color azul turquesa. Ella, en su maravilloso deportivo de color púrpura, que su padre le había regalado, hace cinco años, cuando aprobó la oposición de profesora de dibujo. Ese mismo año, se fue a vivir con Eduardo, diseñador gráfico al que conoció en un curso de postgrado, del cual era el profesor. Se gustaron desde el primer día, y juntos “dibujaron” una bella historia de amor… que se fue difuminando a raíz del accidente… y “se borró” definitivamente tres años después. Pero fue ella quien quiso dejarlo. Con su actitud de niña caprichosa, amargada, e inmadura, hizo que la relación se volviera insoportable.

Eduardo la quería, la cuidaba con amor y paciencia, mucha paciencia. La aceptaba tal y como era, pero ella le pagaba con gritos, malas caras, e indiferencia… Él lo intentó, pero llegó un momento en el que ya no pudo más. Un día hizo las maletas, y se marchó. Ella no se lo impidió. Pensó que la dejaba por su defecto, por su invalidez… y se sintió víctima, cuando en realidad fue verdugo.

María volvió a casa de sus padres… los únicos que la aguantaban. Su madre y ella no se llevaban bien del todo, quizá porque tenían el mismo carácter… y ahora, más caprichosa e inaguantable que nunca, se pasaban el día discutiendo las dos. Pero su padre, tan paciente y comprensivo, fue su chivo expiatorio, su cuidador, su protector. Si bien, también fue quien le hizo ver la realidad… le hizo comprender que debía seguir adelante… luchar desde su nueva situación. Todos los días la llevaba, por la mañana, a rehabilitación, aunque ella remoloneaba en la cama, y se negaba a madrugar. Iban los dos a la piscina, donde, su padre, que antes no sabía nadar, aprendió a hacerlo por su hija… su única hija, que sufría muchos dolores, que se sentía sola e indefensa… Gracias a la perseverancia de su padre y al cariño de su madre, María fue ganando confianza en sí misma.

En estos dos años, no había vuelto a dibujar. Al principio, le temblaban las manos, luego se le hicieron callos de las muletas. Y lo que era peor: No podía dibujar, porque no sabía hacerlo como antes: no tenía fuerzas, ni ilusión. Ella pensaba que, ahora, solamente podía desdibujar.

Continuará).

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2- Sección '¡Feliz día del padre'. (Audio).

Para todos los padres atáxicos y de atáxicos. 'También tenemos padre'... canta Antoñita Peñuela (1947-1975). Para escuchar la canción, pinchar en: También tenemos padre.

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3-Sección 'película':

Para que os entretengáis: Entretenida película 'El padre de la novia, I'.(Alojada en "Youtube"... 105 minutos):

Esta película tiene desactivado el código de inserción. Para visionarla, pinchar en: El padre de la novia, I.

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