Por Mónica Meló Bo, familiar de paciente de ataxia espinocerebelosa, SCA.
Nota del administrador del blog:
Mónica Meló Bo |
El argumento del relato es ficticio, aunque inspirado en personas reales… y donde la ataxia tiene un papel en el contexto. Es una narración llena de sensibilidad para cualquier faceta de la vida… pero que, para quienes “pacemos”, y padecemos, en los prados del sufrimiento, resultará de lectura casi imprescindible… para vernos reflejados en el espejo, y sacar provecho de la visión de nuestra propia imagen.
Por la amplitud del total del texto, relato largo o novela corta, para un formato blog, ha sido dividido en nueve partes… que se editarán en días consecutivos… salvo que, en el intermedio, surjan noticias que no admitan dilación.
Para recodar: Raices(I parte).
II
Aquella mañana, sin embargo, la desesperación empujaba el cristal con la fuerza de la lava al rojo vivo.
—Es que... —me detuve para aclararme la voz como un intento de empujar las ganas de llorar hacia abajo— hoy cumplo 40 años... —por suerte no intentó felicitarme, me hubiera puesto de mala leche... y esto ha hecho que me plantee muchas cosas...
Me atreví a mirarlo por fin cara a cara. La dulzura de su mirada me alentó a soltarlo todo, o lo que en ese momento creía que lo era…
—Ver mi padre a punto de abandonar este mundo me ha hecho ser consciente de mi propia muerte. Sí se me había pasado por la cabeza alguna vez, pero me sentía joven y con mucho tiempo por delante.
—¿Tiempo para hacer qué?
—No sé... realizarme en el trabajo, consolidar una relación de complicidad y amor profundo, formar una familia... lo que quieren todos, ¿no?
—¿Y no ha sido así?
Sentí una punzada en el estómago y avancé de un salto hacia la punta del sofá. Me levanté y me senté en el alféizar de la ventana. Era de mármol y estaba frío. Los cristales, casi opacos, solo dejaban entrever las manchas oscuras oscilantes de los árboles del paseo. Sin dejar de mirarlos respondí con dificultad, como si cada palabra la hubiera de desenterrar de un lodo pegajoso:
—Pues... no... exactamente... En cuanto a la realización laboral: cero. Soy una periodista en paro y sin un duro. ¡Ah!, y de relación con complicidad, nada de nada: tengo pareja pero desde el primer día que tenemos problemas para entendernos. ¡Es una frustración tan grande! Lo he intentado con todas mis fuerzas... pero... ¡estoy agotada!
Notaba como había cogido carrerilla hablando de mi relación espinosa con Andreu y me estaba dejando llevar demasiado. Me mordí la lengua y añadí, para resumir:
—En fin, que soy un fracaso total. Con 40 años no he conseguido nada de lo que me había propuesto.
Miquel frunció el ceño al oír esto y, en un tono que me pareció un poco irónico, dijo:
—Así que no has conseguido lo que decías que quieren todos...
—¿Qué quieres decir?
—¿Serías feliz con un trabajo como periodista y una pareja con la que te comunicaras mejor? ¿Quizás con un hijo? ¿Es eso lo que necesitas?
—No te entiendo.
—Quizá confundes lo que quieres tú con lo que socialmente es aconsejable. Lo que dice la sociedad que es una vida exitosa es solo un punto de vista y, por tanto, relativo.
—No, es lo que quiero yo también.
—Cuando trabajabas como periodista, ¿eras totalmente feliz? ¿Hacías un periodismo que te llenaba? ¿Y lo serías con otro hombre, serías capaz de dejar tu relación sin resolver?.
(Continuará el lunes).
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2- Sección ’PowerPoint de humor del día’.
Canta María Ostiz.
Para visionar y/o guardar el archivo PowerPoint, pinchar en: El vagabundo.
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