Por Vicente Sáez Vallés, paciente de Ataxia de Friedreich, de Zaragoza.
El ratón fumaba porros.
La culebra tocaba la trompeta triunfal.
Los sapos robaron los planos.
La bomba aplastó al que amaba.
Las nauseas destrozaron a las ilusiones.
En el Siglo XX se perdían los tontos.
El idiota sonrió.
Bajo los escombros nucleares, el ratón se emborrachaba.
La niña vomitó sangre de la repugnancia por la culebra merendando tráquea y esófago de soldado desollado.
La ciudad ya no era.
Los que quedaban, comían nostalgia o morían de hambre.
El sollozo, unísono, quebraba la sonrisa del horizonte en ojo de pez esperanzador.
Las llamas hacían sudar al resquicio...
Lo último, seguro.
Manchado de sangre y hollín,
Resquicio, herido, se deslizaba intentando llegar a la niña.
El gato mascaba chicle.
Resquicio perdió sus anteojos.
La niña, sabía que lloraba...
Se le escapaba en percepción.
Todo, átomo y universo, parecía comulgar el llanto.
El vil escarabajo se afianzaba en la carne de vaca putrefacta.
El ratón dormía pensando en su festín.
Resquicio luchaba con su pesadez.
Gris sobre el azul.
La fascinación no servía.
Resquicio, parecía morir...
... pero, lenta e inexorablemente, caminaba hacia la niña.
Cercana ya, vísceras, muerte y destrucción pintaban.
La guerra hizo un buen trabajo.
Paradójicamente, los fusiles brillaban al lado del flan partido de soldado.
El pudding del perro vagabundo nauseabundo y de vísceras revueltas,
fue saboreado por la mosca, entusiasta.
El último pétalo era de Resquicio.
La niña lloraba.
La niña temía.
Resquicio, pequeñito, la vio muy cerca...
pero no llegaría a la niña:
iba a caer desfallecido...
Vicente Sáez Vallés |
Se alegró muchísimo...
Y en un estallido de amor, lo tomó entre sus bracitos, y lo besó.
La niña respiraba, feliz.
Y en un coito infinito, el último resquicio humano llegó a la niña e inundó su ser, que se explayaría en el azul, y en ella plantó la semilla doble y paradójica de la esperanza de ser humano.
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Nota final del administrador del blog:
Vicente falleció en el año 2006. Para acceder a una breve semblanza del autor del texto (escrita por su hermana, Cristina, también, como él, paciente de Ataxia de Friedreich), hacer click en: Semblanza de Vicente Sáez Vallés.
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Feliz fin de semana.
ResponderEliminarUn abrazo.