Cuento con moraleja para tiempos actuales

Blog "Ataxia y atáxicos".
Por Miguel-A. Cibrián, paciente de Ataxia de Friedreich

Hoy me ha dado por echar la vista atrás... de lo cual dice una canción que "es bueno a veces"... si bien, añade que "mirar hacia adelante, es vivir sin temor". Concretamente, retrotraigo mi mirada a la época de la lista de correos, o foro, HispAtaxia (1998-2009). En teoría, podría decirse que es la precursora del foro 'Ataxia y atáxicos' en Facebook, al ritmo de las redes sociales. No obstante, en la practica existe muy poco parangón: aquello era muchísimo más grupo que su moderno substituto... Ya lo advertí enseguida: ganábamos en técnica, pero íbamos a perder en humanidad.

Ciertamente, el avance técnico ha sido de gran calado: Facebook incorpora imagen y sonido... y posibilidad de chatear... además con un sofisticado reparto de mensajes. Hay una enorme diferencia con la fórmula anterior, donde todo era texto, con posibilidad de adjuntar archivos. Sí, bien.... pero aquello tenía distribución de todo para todos, lo cual creaba debates y polémicas... En fin, salvo algún mosqueo, que los hubo, más amistad... En Facebook, en cambio, existe la posibilidad de muro privado... y nadie, en el mundillo atáxico, quiere meterse en debates, ni abrir temas que presupone van a generar polémica.

Curiosamente, es Facebook quien introduce la palabra amigos para referirse a los contactos. Soy uno de quienes más utiliza dicho medio para paliar su propia soledad. Sin embargo, la palabra amigos me parece demasiado fuerte para definir tal concepto. Ya puede uno tenerlos por millares, pero no quedará ninguno cuando los necesite. En ello estoy... No obstante, ahora ya no hablo de comparaciones, sino del mundo virtual: Sea Facebook, o sea la antigua lista de correos, el fenómeno no varía en ese sentido.

A lo largo del tiempo de existencia de la lista de correos Hispataxia han pasado muchas personas por ella. Algunas lo hicieron de forma únicamente esporádica, mientras otras dejaron huella, más o menos profunda. También hay varios fallecidos, pero no sólo son cosas de la dureza de la enfermedad, aunque ésta tenga un peso importante, sino de la vida misma... del paso de los años. De una inmensa mayoría, no sé nada: No ya qué es de ellas... ni siquiera recuerdo su nombre...

Hoy, por su conexión con el texto que editaré a continuación, voy a recordar a dos de estas personas participantes en HispAtaxia: "La tía Myriam", y Alex Pérez... Myriam Klein, ya fallecida, era de nacionalidad chilena. Ella, junto a otras tres hermanas, padecía algún tipo de ataxia espinocerebelosa. Jamás se quejó, ni tampoco se metió en polémicas que pudieran derivar en enfrentamientos con otros suscritores... Alex Pérez es quien le puso el apelativo cariñoso de "la tía Myriam". Alex es de la misma ciudad donde ahora vivo, Burgos. Desde hace anos, está interno en el Centro para Discapacitados de San Andrés de Rabanedo, en León. Padece Ataxia de Friedreich. Su progresión de enfermedad ya va muy avanzada, y no le permite usar ordenadores, a pesar de haber sido todo un mago en el manejo de dichos cacharros.

Cuento con moraleja para tiempos actuales Enviado a HispAtaxia por Myriam Klein, paciente de ataxia, de Chile.

Un cazador fue a África a un safari y llevó consigo a su perrito Foxterrier para hacerle compañía.
Un día, ya en África, el perrito, correteando mariposas, se alejó y se extravío. Comenzó a vagar solo por la selva. En eso, vio a lo lejos venir a toda carrera a una pantera enorme. Al ver que la pantera quería devorarlo, pensó rápido qué podía hacer.

Viendo un montón de huesos de un animal muerto, se puso a mordisquearlos. Cuando la pantera ya estaba a punto de atacarlo, el perrito dijo:

- ¡Ah!, ¡qué rica estaba esta pantera que me acabo de comer!.

La pantera lo escuchó y, frenando en seco, giró y huyó despavorida pensando: "¡Qué hijoputa de perro, casi me come a mí también!".

Un mono que andaba trepado en un árbol cercano, al ver y oír toda la escena, salió corriendo tras la pantera para contarle como la había engañado el perrito... Pero el perrito alcanzó a oír al alcahuete del mono contando a la pantera la historia.

- ¡Súbete a mi espalda -respondió la pantera al momo- y busquemos a ese perro cabrón. ¡Ahora veremos quién se come a quién!.

Y salieron corriendo a toda velocidad a buscar al Foxterrier.

El perrito vio a lo lejos venir otra vez la pantera, ahora, con el mono alcahuete encima.

"¿Y ahora qué mierda hago?", se preguntó.

Y, en vez de salir corriendo, se quedó sentado, dándoles la espalda, como si no los hubiera visto. Cuando la pantera estaba a punto de atacarlo, el perrito dijo en voz alta:

- ¡Pero qué pelotudo de mono! Hace como media hora que lo mandé a traerme otra pantera y todavía no ha vuelto!.

Moraleja: "En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento".

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