Por Bartolome Poza Expósito, paciente de Ataxia de Friedreich, residente en Barcelona.
Notas del administrador del blog:
Debido a la progresión de la enfermedad, Bartolomé ya no está en condiciones para usar ordenador. Este poema está fechado en agosto del año 2004, y forma parte de su libro 'Sentimientos de una vida'
Eterno sueño de amor:
La mano del amor nos ensartó
cuando la luna plateada
se vio envuelta por el manto de la noche.
Nosotros éramos perlas,
y los suspiros,
los hilos.
Ante nosotros se destapaban los jazmines deliciosos,
y tu boca sonriente llegó como un relámpago.
Pero el triste alejamiento
deja en mi pecho una espesa niebla,
llenando de dolor mi apenado corazón....
Nada alejará este desánimo.
El alma se sosegará
cerrando los párpados cansados...
Las lágrimas se deslizan por las mejillas.
La noche se hizo oscura.
Sin estrellas...
El día...
La noche...
El corazón no late.
Le falta el amor de la vida
recordando nuestra pasión sin medida.
Aquellos suspiros
que llegan al alma,
como suave viento de la montaña perdida.
Inhiestas colinas diminutas...
Desnudas rosas,
anhelando besarlas,
perdiéndome en ellas...
Rozar con mis labios tu boca...
muriendo en tus brazos.
Invisible como el viento,
allí estaré.
Respiro olores a madreselvas salvajes
con éxtasis los efluvios de tu cuerpo,
despertando de este eterno sueño,
donde, como en el origen de la vida,
la nada eres tú...
Yo...
Tu cuerpo...
Brumas de pasión,
ocultando las montañas de tus pechos,
trasparentes, de enamorada.
Eres el despertar de una Aurora...
Rosa roja de un amanecer.
Los cuerpos, como sombras diluidas en el aire,
entre ardientes gemidos,
y vaporosas fantasías amorosas,
lo inundan todo de felicidad,
dejando huellas en los recuerdos...
surcos abiertos en la tierra prometida,
adormecida por la pasión...
esperando la semilla cálida
derramada sin mesura.
Se silencian las palabras...
Sólo se oyen suspiros de amor...
delirando pasión desmedida,
dejando sentimientos en el alma
que invaden con locura tu virginidad.
Llegará el verano,
marchitando todo cuanto esté bajo su manto,
mas tu belleza seguirá floreciendo
cual maravillosa primavera.
Lirios y rosas serán eternos
bajo tu mirada de Diosa enamorada...
Yo esperaré tus caricias.
Mi alma enamorada sale de tierra,
como hermosa sementera.
Te dormirás en la ribera del río de nuestros sueños
buscando el amor que brota de mi pecho,
como torrente de pasión para decir:
¡Te amo!.
Me subyugó tu mirada de azabache,
oscura como la noche.
Buscarás mis ojos,
cráteres de un volcán ardiente de pasión,
que se consumen de amor en sus cavidades.
Amor de dos enamorados, preguntando:
¿Qué hacemos separados?
Acariciémonos hasta consumirnos
en abrasador fuego sobre la tierra.
Jirones de viento deshechos en el fuego y la pasión,
quemando todo cuanto tocamos.
Bucearé en tu cuerpo,
buscando placeres olvidados,
que me enseñaste un día
en un valle recóndito y lejano,
gimiendo entre suspiros.
Tus besos llegaron vivos,
como moras negras de zarzas salvajes,
dejando en mis labios el sabor del fruto prohibido.
Tu amor fue ladrón de mi alma,
adorando a su carcelera
que, enajenada, abre los brazos...
Cárceles de nuestras almas...
Suave, tu pubis roza mi piel desnuda.
Trenzas de terciopelo y escarcha...
La vida comenzó...
La muerte llegará para un cálido sueño:
¡Sueño eterno de amor!.
********************
La mano del amor nos ensartó
cuando la luna plateada
se vio envuelta por el manto de la noche.
Nosotros éramos perlas,
y los suspiros,
los hilos.
Ante nosotros se destapaban los jazmines deliciosos,
y tu boca sonriente llegó como un relámpago.
Pero el triste alejamiento
deja en mi pecho una espesa niebla,
llenando de dolor mi apenado corazón....
Nada alejará este desánimo.
El alma se sosegará
cerrando los párpados cansados...
Las lágrimas se deslizan por las mejillas.
La noche se hizo oscura.
Sin estrellas...
El día...
La noche...
El corazón no late.
Le falta el amor de la vida
recordando nuestra pasión sin medida.
Aquellos suspiros
que llegan al alma,
como suave viento de la montaña perdida.
Inhiestas colinas diminutas...
Desnudas rosas,
anhelando besarlas,
perdiéndome en ellas...
Rozar con mis labios tu boca...
muriendo en tus brazos.
Invisible como el viento,
allí estaré.
Respiro olores a madreselvas salvajes
con éxtasis los efluvios de tu cuerpo,
despertando de este eterno sueño,
donde, como en el origen de la vida,
la nada eres tú...
Yo...
Tu cuerpo...
Brumas de pasión,
ocultando las montañas de tus pechos,
trasparentes, de enamorada.
Eres el despertar de una Aurora...
Rosa roja de un amanecer.
Los cuerpos, como sombras diluidas en el aire,
entre ardientes gemidos,
y vaporosas fantasías amorosas,
lo inundan todo de felicidad,
dejando huellas en los recuerdos...
surcos abiertos en la tierra prometida,
adormecida por la pasión...
esperando la semilla cálida
derramada sin mesura.
Se silencian las palabras...
Sólo se oyen suspiros de amor...
delirando pasión desmedida,
dejando sentimientos en el alma
que invaden con locura tu virginidad.
Llegará el verano,
marchitando todo cuanto esté bajo su manto,
mas tu belleza seguirá floreciendo
cual maravillosa primavera.
Lirios y rosas serán eternos
bajo tu mirada de Diosa enamorada...
Yo esperaré tus caricias.
Mi alma enamorada sale de tierra,
como hermosa sementera.
Te dormirás en la ribera del río de nuestros sueños
buscando el amor que brota de mi pecho,
como torrente de pasión para decir:
¡Te amo!.
Me subyugó tu mirada de azabache,
oscura como la noche.
Buscarás mis ojos,
cráteres de un volcán ardiente de pasión,
que se consumen de amor en sus cavidades.
Amor de dos enamorados, preguntando:
¿Qué hacemos separados?
Acariciémonos hasta consumirnos
en abrasador fuego sobre la tierra.
Jirones de viento deshechos en el fuego y la pasión,
quemando todo cuanto tocamos.
Bucearé en tu cuerpo,
buscando placeres olvidados,
que me enseñaste un día
en un valle recóndito y lejano,
gimiendo entre suspiros.
Tus besos llegaron vivos,
como moras negras de zarzas salvajes,
dejando en mis labios el sabor del fruto prohibido.
Tu amor fue ladrón de mi alma,
adorando a su carcelera
que, enajenada, abre los brazos...
Cárceles de nuestras almas...
Suave, tu pubis roza mi piel desnuda.
Trenzas de terciopelo y escarcha...
La vida comenzó...
La muerte llegará para un cálido sueño:
¡Sueño eterno de amor!.
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