Por el sendero de “Los venenos”.
Por Pilar Ana Tolosana Artola (paciente de Ataxia de Friedreich, de Vitoria).
No sé si me perdí o llegué deliberadamente hasta allí, pero el caso es que me dirigía a ningún lugar con pasmosa seguridad. El único destino de ese sendero tan solidario era un pueblo en ruinas cuyos más comunes habitantes eran las arañas y las cucarachas.
En algún campamento de la infancia me habían contado sobre “Los Venenos” y sobre el camino que llevaba hasta allí. Era un pueblo constituido sólo por mujeres: estaba la panadera, la carnicera, la molinera, la zapatera, la alcaldesa, la sindicalista, la meretriz, la camionera…
Todas abandonaron y se fueron a la ciudad, ya que habían sembrado en las lindes del valle una planta que si se ingería era mortal, y decididas se la dieron una noche para cenar a todo varón mayor de dieciséis años. Debían odiarlos mucho supuse, pero el silencio de las féminas por las mañanas era comparable sólo al que un verdugo provocaría en una plaza llena de gente cuando estuviera a punto de degollar a su víctima.
Me di la vuelta… No esperaba ver a nadie entreteniéndose en “ Los Venenos”. No obstante, la vi; era una mujer con el rostro ajado por el tiempo. Llevaba la falda remangada, y observaba con atención la maleza que la rodeaba, hasta que con el disgusto propio de que la hubiera encontrado haciendo algo malo, me dio caza con su mirada, y me sentí tan incómodo que tuve que alejarme pronto.
NOTA: Para acceder al pefil literario de Ana Tolosana Artola, pinchar en el enlace abajo indicado:
http://pilarana.bloggum.com/
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¡Ánimo, Pilar Ana!
ResponderEliminar"Escribo... luego existo". Por lo menos, que las letras nos ayuden a superar los malos ratos causados por la enfermedad... sintiéndonos leídos.
"Menos mal que a mí no me liquidaron las féminas de Los Venenos" -)
Un abrazo.
(Miguel-A).
Gracias, Miguel Ángel. Me sento realmente bien al ocupar aquí un pequeño hueco. Besos...
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